¿Quién podrá ayudarlos?
¿Quién? Si ellos mismos no se ayudan. Por el contrario, da la sensación de que siguen el manual del descenso con la perfecta sincronía de una orquesta sinfónica. No ganan, no pueden ganar y parecería que no quieren ganar. ¿Verdad, Profe Cruz?
Leones Negros y Puebla se han enfrascado en una insípida batalla por la permanencia. Insípida porque no se han desgarrado ningún músculo para evitar la caída cuando han tenido todo para hacerlo. Ambos se tambalean dramáticamente en la cornisa de un rascacielos sin hacer algo por alcanzar la ventana de la salvación. Se observan de reojo y, lo que hace uno, lo hace el otro. En este caso, perder.
Entiendo el temor, el malestar mental y el nauseabundo sentir por el vértigo de observar hacía abajo. Pero ninguno ha sido capaz de agarrar valor para apretar la mandíbula, dar un par de pasos firmes y empujar al vecino desde las alturas.
Leones Negros pone corazón, pero de eso no vive alguien que trabaja en finanzas porcentuales y menos cuando no se tiene gol. ¿Quién contrató a González, Anangonó y Guerrero? ¿De dónde los sacaron? Quisiera saber, pues esa persona es quien colocó al equipo universitario en la cornisa. Recursos había por concepto de derechos de transmisión y seguramente, también mejores jugadores en alguna Liga llanera tapatía.
Puebla con mucho más equipo que Leones Negros no ha podido en 15 jornadas, extender una red para dejarse caer ya sin peligro alguno. Ha tenido la mesa puesta y no se ha sentado en ella porque así lo ha querido José Guadalupe Cruz. Hasta parece el enemigo en casa cuando recurrentemente le quita el plato a gente como Alustiza cuando éste apenas toma los cubiertos.
Uno con poco no puede, el otro con más no quiere. Y así, han dejado que el tiempo sea quien decida lo que ambos no han logrado definir.
Me gustaría que regresara el descenso directo, que no existiera más el porcentaje. Que se dejara la vida en cada partido y se tirara a la basura esa calculadora que tanto solapa malas temporadas.