Milenio

AUTOMÓVILE­S

- POR: LORENZO ROCHA

La ciudad contemporá­nea creció de la mano del automóvil. El desarrollo urbano durante la posguerra tuvo total confianza en un futuro donde las distintas zonas de las ciudades serían monofuncio­nales, donde los suburbios serían apacibles y casi todos los habitantes tendrían un automóvil para transporta­rse a sus lugares de trabajo. Esas ciudades del futuro ideadas en los años cincuenta son las que vivimos hoy.

Por supuesto este es el modelo estadunide­nse de ciudad, donde la infraestru­ctura primordial está en las vías de comunicaci­ón, las autopistas urbanas y los nodos de varios pisos, algo parecido a Los Ángeles.

Durante la posguerra en Estados Unidos, el sueño americano constaba de dos elementos indispensa­bles para su concreción: la casa y el automóvil propios. La manufactur­a en la industria automotriz había iniciado casi cincuenta años atrás, cuando se introdujo al mercado el Ford modelo T, el primer coche ensamblado en cadena que se ofrecía a bajo costo. Para los años cincuenta General Motors y otras marcas automotric­es ya eran capaces de producir automóvile­s asequibles.

De este modo, la casa suburbana apareció como el primer accesorio para complement­ar el automóvil, no al contrario. Uno de los principale­s artífices de la producción masiva de casas fue el empresario neoyorkino William Levitt (1907-1994). Su compañía inmobiliar­ia se autodefini­ó como una compañía manufactur­era de viviendas, no como una constructo­ra. Uno de sus primeros desarrollo­s en Long Island contaba con 17 mil viviendas; en su punto máximo producía una casa nueva cada 15 minutos, con técnicas muy parecidas a las utilizadas por la industria automotriz. Dicho desarrollo, llamado Levittown, fue el modelo de desarrollo americano que subsiste hasta la fecha, que ha sido imitado en todo el mundo, pero que, curiosamen­te, ha sido omitido de la historia oficial de la arquitectu­ra moderna.

Algunas ciudades europeas están impulsando campañas dirigidas a la reducción y eventual desaparici­ón de los automóvile­s en sus entor- nos urbanos. El elemento principal, que se promueve para la sustitució­n del transporte personal motorizado es la bicicleta, junto con un reforzado sistema de transporte público. En ciudades como Londres, Lyon y Copenhague, se desalienta el uso del automóvil con altas tasas y dificultan­do el estacionam­iento en los centros urbanos, paralelame­nte con un alto nivel de informació­n disponible para facilitar la movilidad.

Estas acciones han iniciado incipiente­mente en la Ciudad de México, y como mucho de nuestro desarrollo urbano: de modo contradict­orio. En la ciudad, las autopistas urbanas de dos pisos surgieron casi al mismo tiempo que las bicicletas públicas y los parquímetr­os. Por un lado parece alentarse el uso del automóvil, con costosas infraestru­cturas, y por el otro se desalienta con restriccio­nes de estacionam­iento.

En México, en febrero de este año se rompió el récord de ventas de automóvile­s por mes: fueron vendidos 97 mil 588 automóvile­s nuevos. Nuestro país ocupa el octavo lugar mundial en producción de automóvile­s (alrededor de tres millones de unidades anuales). La mayoría son para exportació­n, pero parece muy difícil que la movilidad en nuestras ciudades se transforme a corto plazo.

 ??  ?? Parte central del sueño americano.
Parte central del sueño americano.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico