Milenio

“Dijeron que no sabían el paradero de mi hija”

Acordó con la dueña de la planchadur­ía que Alejandra viviera en su domicilio; meses después le informaron que ya no trabajaba ahí

- Leticia Fernández/ México

La madre de Alejandra, la joven esclavizad­a en la delegación Tlalpan, fue localizada por la Procuradur­ía General de Justicia del Distrito Federal, y confirmó que en la planchadur­ía donde trabajaba le ocultaron su paradero.

La mujer compareció ante el Ministerio Público, donde explicó que el 30 de julio de 2007 su hija se alejó de la familia por algunos problemas; en ese entonces Alejandra tenía 15 años.

Contó que al no saber nada de ella decidieron presentar una denuncia ante el Centro de Atención a Personas Extraviada­s y Ausentes (Capea).

Un año después, Alejandra regresó por cuenta propia y le comentó que se había ido a Michoacán con una señora de una estética, sin precisar mayores datos.

Después entendió que fue Leticia Molina Ochoa, dueña de la planchadur­ía Express, quien le brindó ese apoyo al emplearla en su negocio.

Pasados unos días, Alejandra volvió a insistir en que se iría, pero ahora con su pareja sentimenta­l, lo que la madre aceptó por temor a que se volviera a ausentar sin conocer su paradero.

Durante ese tiempo, la madre supo que Alejandra también trabajaba en la planchadur­ía, pero al concluir su noviazgo solicitó apoyo a Leticia Molina Ochoa para quedarse a vivir en su domicilio.

Sabiendo que era menor de edad, la madre de Alejandra llegó hasta la calle de Izamal, en la colonia Lomas de Padierna, en Tlalpan. En esa ocasión, ambas mujeres

La mujer de 22 años sigue en el refugio de seguridad, pues se rehúsa a que su familia vea sus cicatrices

acordaron que, vía telefónica, Leticia le daría informes sobre su hija, lo que ocurrió durante varios meses hasta que la familia Molina Ochoa le informó que la joven ya no trabajaba con ellos. “Me dijeron que no siguiera molestando, ya que no sabían nada del paradero de mi hija”, declaró ante las autoridade­s judiciales; esta situación provocó que por varias semanas vigilaran la planchadur­ía.

Explicó que llegaban a la hora que abrían y cerraban con la esperanza de verificar que su hija saliera del establecim­iento, pero eso nunca ocurrió.

Acompañada de otros familiares, la mujer decidió hablar nuevamente con Leticia y su marido, pero con palabras altisonant­es le pidieron que no siguiera molestando o de lo contrario la demandaría­n por acoso.

La madre de Alejandra se dio por vencida y no supo más de su hija hasta que fue notificada de las condicione­s físicas en las que la encontraro­n; le informaron que se trata de un caso de trata de personas con la hipótesis de trabajos forzados, considerad­o único en la Ciudad de México.

Alejandra manifestó a las autoridade­s que no quiere ver a su familia por las múltiples cicatrices que tiene en el cuerpo, por lo que continúa en el refugio de alta seguridad al que fue trasladada.

En tanto, hoy el juez 17 penal notificará el auto de formal prisión o de libertad a los cinco miembros de la familia Molina Ochoa por el secuestro y la tortura de la joven de 22 años.

José de Jesús Sánchez Vera, las hermanas Leticia y Fani Molina Ochoa, así como Ivette y Jannet Hernández Molina presentaro­n pruebas a su favor.

Todos ellos permanecen en prisión y si son declarados culpables pueden alcanzar penalidade­s superiores a 30 años de prisión. m

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