Marchas del 1 de mayo ya son una conquista laboral
La conmemoración ha tenido grandes transformaciones desde 1913
El doctor en historia e investigador del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, Carlos Betancourt, señala que la celebración del 1 de mayo ha registrado grandes cambios: ahora ya no se ven hordas desfilando ante el Presidente, como todavía sucedía hace unos años, a pesar de que la población económicamente activa es mayor a 52 millones, de acuerdo con cifras del Inegi de 2015. “Las marchas multitudinarias organizadas por el partido en el poder dejaron de hacerse con esas características más o menos desde la década de los ochenta, y ya para los noventa se redujo la proyección que había del 1 de mayo. Pero no ha dejado de ser un momento en el que los trabajadores aprovechan para tomar las calles y lanzar sus consignas. Ahora esas protestas son más abiertas y exigentes respecto a la propuesta de una mejora social”, dice el especialista.
Algo muy interesante es que las primeras organizaciones, como la Casa del Obrero Mundial, enarbolaban propuestas anarquistas y antisindicalistas, e instaban a sus agremiados a no participar en política ni en aspectos ideológicos, sino solo en el ámbito económico.
Pero “conforme fue pasando el tiempo, el propio corporativismo del partido en el poder generó que las organizaciones laborales se unieran a la política con ciertos rasgos ideológicos, los que se contraponían con las propuestas de izquierda. “Esta división es la que ha marcado los enfrentamientos entre las organizaciones laborales porque, por un lado, la postura de la izquierda es antigobiernista y, por otro lado, el partido en el poder sigue utilizando a algunas corporaciones sindicales”.
DE RÍO BLANCO A SAN QUINTÍN
El primer gran mitin que reunió a la clase trabajadora en México se registró el 1 de mayo de 1913: “Fue una manifestación organizada directamente por los obreros que estaban reunidos en la Casa del Obrero Mundial, con el fin de reivindicar a los mártires de Chicago, con el aval de Victoriano Huerta. La marcha salió de la Plaza de la Constitución y se dirigió hacia el Hemiciclo a Juárez. En la Alameda Central, donde se reunieron alrededor de 25 mil trabajadores, se realizó un mitin, en el que Rafael Pérez Taylor pronunció un discurso incendiario. Posteriormente, los trabajadores se dirigieron a la Cámara de Diputados, que estaba en Donceles y Bolívar, donde entregaron un pliego petitorio en el que exigían una jornada de 8 horas, además de otros beneficios, como que se favoreciera en la contratación
“Aunque es un día de descanso, es necesario que se transforme en jornada de reflexión”
a menores y a mujeres”, dice Betancourt.
El especialista también aplaude que ahora sean las propias organizaciones las que tomen la iniciativa de tomar las calles, de marchar y de hacerse presente sin este apego al régimen: “Siento que ahora tenemos más libertades para la manifestación en esta sociedad pluricultural y pluripartidista”.
Añadió: “Sin embargo, el 1 de mayo es una fecha escrita en el calendario cívico, y aunque se convierte en un día de descanso, es necesario que se transforme en un día de reflexión. Que no se nos olvide que el 1 de mayo festeja el trabajo, a los mártires de Chicago que dejaron su vida en la lucha. “Que sea una posibilidad de conmemorar en el sentido de recuperar la memoria de una lucha constante durante el siglo XX para llegar a los beneficios que hoy hemos podido alcanzar, consagrados en gran parte en la Constitución de vanguardia que se promulgó en 1917”.
En los últimos años se ha venido luchando y hay un caso muy sonado, añade: los trabajadores en San Quintín, que están laborando en condiciones nefastas y que han salido a la luz.
El 1 de mayo, subraya, es una conmemoración que refrenda una importante lucha: el sufrimiento, la opresión a un grupo hoy conocido como los mártires de Chicago, así como las huelgas de Cananea y de Río Blanco. m