Sin paracaídas
Iniciar una relación, del tipo que sea, es como lanzarse al vacío desde un avión y sin paracaídas. No sabe uno en qué pueda terminar esa aventura. Cuando se trata de una relación sentimental, de pareja, el riesgo es doble, triple… ¡cuádruple!, pues se pone en juego materialmente lo más sensible e interno que todos poseemos.
Esta idea es la que sirve de base a una obra de teatro que tiene directamente ese nombre: Sin paracaídas, en la que vemos distintas relaciones que arrancan, avanzan, se estrellan, terminan, reinician, vuelven a vivir, y de las que, como bien afirma uno de los personajes: “Nadie sale bien librado”.
Escrita y dirigida por Gabriela Ochoa, Sin paracaídas, es de esos montajes impredecibles en los que nada, o casi, se puede uno imaginar al leer el título en la cartelera o cuando llega a la sala en la que se presenta.
El amplio escenario del teatro El Galeón está vacío. Se ven tres ventiladores al fondo, en movimiento, con una luz que los acompaña, todos apuntando directamente hacia el público; una silla periquera por allá, una bañera más acá, una mesa de servicio… Imposible imaginar lo que veremos.
Y lo que vemos es una historia fraccionada, como un rompecabezas, que se va armando frente al público.
Cuatro son los personajes: Mujer reptil, Terapeuta, Azafata y Llorón/Fisher, y cada uno por su lado comienza a contar su historia, independientes, aislados, aparentemente sin relación uno con el otro, hasta que la trama avanza y las anécdotas se van acercando, tocando, hasta que se unen y embonan ante los ojos del espectador.
Un muy buen trabajo de conjunto, pues al interesante texto y arriesgada puesta en escena, hay que sumarle una escenografía propositiva (Sergio López Vigueras), una música original inquietante (Genaro Ochoa) y sobre todo cuatro muy buenas actuaciones.
Gabriela Betancourt, Pilar Cerecedo, Romina Coccio y Alejandro Morales son los integrantes de este elenco que carga sobre sus hombres el mayor peso de un montaje exigente, duro, que los obliga a exponerse tanto física como emocionalmente, en una prueba de la que salen todos muy bien librados.
Sin paracaídas se puede disfrutar solo hasta este domingo 3 en el teatro El Galeón, atrás del Auditorio Nacional.