Joaquín Sabina se libera de sus crisis
El cantante y compositor español se presentó anoche ante 10 mil asistentes, en el primero de los 5 conciertos que tiene programados en el foro de Reforma, donde compartió sus razones para regresar a nuestro país
Haciendo del Auditorio Nacional su confesionario, Joaquin Sabina dijo a sus seguidores los hechos que lo llevaron a regresar a México con su gira 500nochesparaunacrisis.
Todo comenzó cuando una noche en su casa alguien puso “aquel álbum añejo” que entre whisky y whisky lo convenció de volver. “Ese año cumplí mis primeros 50 y 10”, precisó, para después hablar de aquel infarto cerebral que lo puso en peligro: “Pudo dejar secuelas, yo creo que a mí no me dejó, pero mi novia dice que sí. Esta noche en México voy a buscar una segunda opinión”, bromeó Sabina.
La narración continuó con su paso por una depresión, el abandono de algunos amigos, sustancias, alcohol y hasta el desapego de su guitarra durante un año.
Tras dejar salir sus crisis, el español consiguió una complicidad más fuerte con los fans que, desde que salió al escenario, le mostraron su admiración con un aplauso de pie.
La velada comenzó a las 20:40 horas con “Ahora que”, seguida de “19 días y 500 noches”, canción que desde los primeros acordes estremeció a la audiencia que se convirtió en su coro. “Buenas noches México más lindo y más querido que nunca, es decir, como siempre. No crean ustedes que para nosotros esta ciudad, este escenario y esta República son cualquier ciudad, cualquier República y cualquier escenario. “Aquí hace 30 años empezamos nuestra aventura latinoamericana que tantísimo nos ha calentado el corazón. Muchas gracias”, expresó Joaquín antes de continuar con su repertorio.
Acompañado de su guitarra y un cuerpo de músicos, el cantautor continuó narrando algunas de las historias que dan vida a sus canciones, entonces explicó que “Ese no soy yo” tiene influencias de la música de Bob Dylan.
La tenue iluminación del escenario otorgaba un aspecto de intimidad a la velada, siendo Joaquín quien, portando un traje azul y su característico sombrero, daba la sensación de ligereza al sonido de su trova que continuó con “Viridiana”.
Una interpretación de Jaime Azúa sirvió para que el cantante saliera de escena y regresara con un atuendo más fresco. Ahora sentado en un banco, Sabina erizó la piel de los presentes con un soneto al que le siguió “Cerrado por derribo”.
La noche continuó y al cierre de esta edición seguía con “Más de cien mentiras”, “Y nos dieron las 10” y “Noches de boda”, temas que algunos disfrutaron desde sus asientos y, otros más de pie, se contoneaban lentamente mientras daban ritmo con sus palmas.