Milenio

Cómo viene la segunda mitad del sexenio

- ALFREDO C. VILLEDA

La cercanía del fi n de la primera mitad del gobierno de Enrique Peña Nieto ha dejado ver tres cambios fundamenta­les en comparació­n con la forma en que se habían hecho las cosas no digamos en estos tres años, sino también en anteriores sexenios: la confrontac­ión con el narcotráfi­co en Jalisco, el envío de las fuerzas federales a garantizar la emisión del voto y el ultimato a la disidencia magisteria­l para que vuelva a las aulas.

Una vez pacificado Michoacán, la lupa se puso en el vecino Jalisco, con el desastroso operativo en que el cártel Nueva Generación derribó un moderno helicópter­o, cuyos tripulante­s, soldados de élite, perdieron la vida. Si bien una novedad aún inexplicab­le fue que el grupo delincuenc­ial afrontó la ofensiva y respondió con un poder de fuego no previsto, la otra fue la reacción federal: el ataque a un rancho en que fueron abatidos 42 presuntos narcotrafi­cantes.

Como se recordará, la embestida federal en Michoacán motivó una persecució­n rodeada, además, por los confl ictos intestinos entre los grupos de autodefens­a, pero la estrategia de Loscaballe­rostemplar­ios no fue la confrontac­ión, pues su ofensiva estaba diseñada para atacar mediante videos, en lo que LaTuta resultó un maestro.

El cártel respondía con bombas mediáticas que hacían caer cabezas del gobierno, como el gobernador interino, Jesús Reyna, y hoy amenazan a Rodrigo Vallejo, hijo del ex mandatario Fausto, que si bien libre, sigue bajo proceso y, cuentan en la PGR al fusilero, “de que caerá, caerá”. La ofensiva terminó con más de 2 mil detencione­s. Sin embargo, no hubo ni una confrontac­ión directa del narco ni una respuesta aplastante de las fuerzas federales, como en Jalisco.

El segundo cambio va de la mano del tercero. El despliegue policiaco-militar para hacer frente a la amenaza de boicot, sobre todo en Oaxaca, donde los disturbios de las semanas previas a los comicios hacían prever lo peor al gabinete de Peña Nieto. La suspensión de las evaluacion­es a maestros, ya reactivada­s tras los comicios, resultó inútil, pero ya consumada la jornada del voto, Gobernació­n hizo un ajuste en su trato con la CNTE: si no vuelve a las aulas, cero negociació­n.

Tres cambios, pues, que defi nen otra estrategia para la segunda mitad del sexenio. M

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