La pospuesta primavera
Presagios e intuiciones flotan sobre Tijuana en esta nublada primavera. En la última semana de mayo, miles de langostinos pintaron de rojo la playa fronteriza. Las olas del Pacífico desparramaban montañas de crustáceos que yacían agonizantes sobre la arena mientras unos cuantos bañistas hacían infructuosos intentos por devolverlas al mar. Pocos días antes, la alarma había cundido entre surfos y nadadores por el exceso de medusas, y durante la Semana Santa al menos dos ballenas y unos cinco lobos marinos fueron a morir sobre el litoral de Rosarito. Efectos del llamado “Mar de fondo”, afirman funcionarios de la Profepa; triste herencia de esos cuatro grados de más que marca el termómetro en las aguas del Pacífico. En el ánimo de algunos tijuanenses con vibra apocalíptica, Señales que precederán alfin delmundo es algo más que el título de una genial novela de Yuri Herrera.
El problema es que estas señales no solo brotan del agua marina. También hay siniestros mensajes en la calle, ahí donde arde la ciudad. La aparición en las últimas semanas de cinco cabezas humanas, tres de ellas con sus respectivos narcomensajes, ha revivido pesadillas de un pasado violento que se creía superado. También las ejecuciones de un policía municipal y de un agente del Ministerio Público, la muerte de dos niños como víctimas colaterales en fuego cruzado y la confirmación de que mayo ha sido el mes más violento en los últimos tres años, dejan claro que la alerta ha dejado de ser amarilla para llegar a un rojo intenso.
La semana final de mayo inició de la peor forma: mientras hordas de langostinos morían sobre la arena, un fulminante paro respiratorio acabó con la vida del cronista rockero Octavio Hernández, de 55 años de edad. Conocido entre propios y extraños como Bibliorock e identificable a leguas por su pelo de micrófono a lo Javier Bátiz, Octavio fue padrino e impulsor de mil y un proyectos que iban desde revistas y programas de radio hasta tocadas y festivales de todos los tamaños. Chilango de nacimiento y tijuanense por adopción, Octavio se inició como periodista cultural en unomásuno a principios de los ochenta y su última criatura editorial fue la revista TijuaNeo. La noche del jueves 28 de mayo se celebró un homenaje de cuerpo presente en el vestíbulo de El Cubo, en el Centro Cultural Tijuana. La última velada en que se había respirado semejante atmósfera en El Cubo ocurrió en septiembre de 2013, cuando miles de tijuanenses acudieron a despedir a Rafa Saavedra, el poeta electropop de la noche fronteriza, padrino del fanzine y el movimiento bloguero en Baja California. Solo la muerte es capaz de reunir en pleno a las diferentes cofradías contraculturales.
Con el sol exiliado allende La Rumorosa, el gremio artístico celebró el Rosarito Art Fest, que contra viento y marea empieza a transformarse en una tradición asociada al fin de semana largo del Memorial Day estadunidense. La obra de artistas como Francisco Cabello, Lucille de Hoyos, Rocío Hoffman, Benito del Águila y Miguel Nájera, entre otros, pintó de intensos colores el bulevar rosaritense. Después de un largo invierno de vacas escuálidas producto de la inseguridad y la recesión, el turismo empieza poco a poco a volver a Rosarito y hay quienes aparte de cerveza y langosta con frijoles también compran algún cuadro hecho en Baja California.
Quienes hacen esfuerzos por superar los escollos del pasado son los organizadores de la Feria del Libro de Tijuana que arrancará el próximo 19 de junio en el Cecut con un severo recorte presupuestal. La gran fiesta de los lectores, puesta en marcha en 1980 gracias al impulso de Alfonso López al frente de la Unión de Libreros, ha sido una suerte de salmón nadando contra corrientes hostiles a lo largo de 35 años. Beatriz Espejo será la escritora homenajeada en esta edición y se tienen confirmadas presentaciones de Enrique Serna, Benito Taibo, Efraín Bartolomé, José Reveles, entre otros. En el Centro Cultural Tijuana la sala principal ha sido bautizada con el nombre de Federico Campbell, aunque todavía no queda claro cuál será el destino de la biblioteca personal del autor de Padre ymemoria que originalmente, se dijo, sería donada al Cecut.
Otra víctima del recorte es el Festival Ópera en la Calle que este verano celebrará su doceava edición. La falta de apoyo del gobierno del estado, que ha reorientado sus recursos a un centro Teletón, no ha inhibido a esta ya tradicional fiesta en la que bellas voces inundan cada mes de julio las calles de la añeja colonia Libertad. Impulsada por la maestra Teresa Riqué y por una cofradía de enamorados del canto, Ópera en la Calle sigue adelante gracias al apoyo del público y de patrocinadores particulares.
Si bien el sol se ha pasado de tímido, la gente toma la calle y abarrota los foodtrucks que son el nuevo furor gastronómico urbano o llena sus tarros de caseras extravagancias en el Festival de la Cerveza Artesanal y, aunque la primavera 2015 parece tener más de una esquina rota, la noche tijuanense sigue teniendo complejo de eternidad.