Viagrazo electoral para mapaches en éxtasis
Bien lo de Lorenzo Tatanka Córdova que, harto de insidias y sospechosismos (con los tuits espontáneos de la fanaticada cumbianchero- panbolera del Partido Verde y su gusto por la acumulación originaria de multas) y al ritmo de “el que entendió entendió”, dejó en claro de que no iba a responder más cuestionamientos sobre el milagro de la reproducción de los números por encima de 100 por ciento, algo que sin duda se debe a la copiosa presencia de votantes en los comicios y al compromiso profesional de los mapaches embarazadores de urna que, a juzgar por los resultados, se metieron una alarmante pero gozosa sobredosis de viagra electoral.
Digo, además, qué sentido tiene tratar de explicar el entusiasmo superlativo de los sacrosantos consejeros del INE que, en un derroche de éxtasis democrático y para no ser menos que el licenciado Peña, les dieron el triunfo a candidatos que todavía no se habían ganado su constancia de mayoría. Ese cuento de Pepito se cuenta solo.
Algo que solo puede ser comparado con lo prometido por el presidente del PRD en el DF, el avispado señor Flowers, que ante los grandes triunfos de su partido en la Ciudad de México y en concordancia con los integrantes del Instituto Chuchístico de Verano, que se han convertido en feligreses del Pare de sufrir, afirma sin dudas ni congojas que “no habrá purga en el PRD-DF”. Una maravilla, sobre todo si pensamos que además del voto de castigo por las dudosas políticas manceristas y el cobro de factura por la firma del Pacto por México (que como dice el panista Madero, no salió caro, sino carísimo, con intereses leoninos de usurera de película de Pepe el Toro), emprendieron el reclutamiento indiscriminado de candidatos impresentables, retorcidos y patibularios, no necesariamente en ese orden.
Como quiera que sea, y a pesar de su buena voluntad y profundo culto a la lógica del vaso medio lleno, no estaría mal que en el PRD se escenificaran pequeñas purgas solo para no llorar por los mismos dolores. Digo, cómo van a cambiar las cosas ese partido si no se construyen pequeños sacrificios entre quienes ya se están aplatanando en los liderazgos y que, a pesar de sus buenas intenciones, huelen a que ya se echaron a perder. m