Mexicanos comparten invento sustentable en el Amazonas
Tres jóvenes realizaron un viaje a Brasil para enseñar a los pobladores cómo aprovechar un hongo para crear un unicel que es biodegradable y comestible
Tres mexicanos realizaron un viaje al Amazonas, donde compartieron parte de sus conocimientos en el aprovechamiento de los hongos para fabricar una especie de unicel biodegradable, oportunidad que obtuvieron luego de ganar la primera edición del Premio Odebrecht para el Desarrollo Sostenible.
La Fundación Odebrecht llevó a Jorge Carrasco, Héctor Garza y Miguel Ángel Montes, egresados del Tecnológico de Monterrey, a conocer lugares donde empleando su invento, denominado Biocel, enseñaron a los lugareños cómo sembrar sin destruir la naturaleza que los rodea.
ENSEÑAR Y APRENDER
Durante su estancia en Brasil los tres regiomontanos lograron “un flujo de conocimiento” al enseñar su desarrollo a los pobladores y aprender sobre esquemas de apoyo rural que se puden copiar en México, aseguró Carrasco en entrevista con MILENIO.
Los mexicanos enseñaron a gente del campo que se pueden cultivar hongos para generar alimento o fertilizantes a partir de residuos de plátano y cacao, principalmente hojarascas y tallos, que son partes de la planta sin valor comercial.
Una tonelada de palma de plátano, explicaron, recibe tratamiento, se calienta, se siembra el hongo y se pueden obtener hasta 800 kilogramos de Biocel.
Una vez que se extraen los hongos, el residuo del cultivo queda muy rico en nitrógeno, fósforo y potasio, por lo que sirve como fertilizante.
El primer objetivo de Biocel es que “hacemos composta, pero en la parte intermedia del proceso obtenemos un producto de alto valor, el hongo”, dijo Carrasco.
Otra aplicación del biocel es como comestible y “con un proceso similar, a excepción de un paso, puede generarse algo de mucho valor”, destacó el egresado del Tec, tras explicar que en las comunidades rurales se registran altos niveles de desnutrición infantil.
El alimento que se produce con esa técnica, abundó, contiene aminoácidos y una calidad proteica excelente.
La experiencia en Brasil “nos enseñó muchas cosas, como que el proyecto de Odebrecht impacta en cuestión de educación, producción y ambiente”, señaló. “En los campos de cultivo las casas rurales son escuelas donde instruyen a jóvenes para que cuando salgan de la preparatoria tengan proyectos agrícolas”, destacó Carrasco.
COPIAR LO BUENO
Los tres jóvenes coincidieron en que el sistema implementado en el Amazonas de Brasil por la Fundación Odebrecht se puede replicar en México con el trabajo conjunto del gobierno, las empresas y la sociedad civil.
Ese esquema no solo impacta en ayuda, sino en que hace “visibles al gobierno” esas comunidades, toda vez que muchas de estas personas no tenían ningún tipo de registro y como consecuencia no contaba con servicios de salud o ningún derecho como ciudadano, opinó Carrasco. “Creo que son modelos de desarrollo rural que deberían ser replicados en zonas marginales (de México). En general quede maravillado, más que el premio monetario, fue el poder ir y vivir la esta experiencia”, destacó.
Por su parte, Montes consideró que ganar el premio fue “una semilla que seguirá creciendo”, pues en el trayecto aprendieron sobre el trabajo en equipo y el proceso que hay entre gobierno, sector privado y sector público, “en cuanto a que salgan adelante las iniciativas y se desarrollen”.
Por lo mismo, hizo una invitación a los estudiantes y egresados mexicanos a “sacar lo que tenemos en mente”, ya que ellos tenían “una buena idea que queríamos sacar adelante” y en cuanto vieron la convocatoria de la Fundación Odebrecht se inscribieron pensando: “no perdemos nada y ganamos mucho”, concluyó. M