“Creo que el valor del lenguaje es prioritario”, dice Fernando Solana
“Un buen periodismo es una buena literatura. Yo nunca he hecho la diferenciación”, afirma
Ante tantas colecciones que nos llegan siempre de periodistas importantes, lo que uno quiere es que el libro permanezca en el tiempo, que no sea uno más ni un compromiso, que temáticamente tenga alcances de largo aliento. Creo que Viernes está aportando el inmenso bagaje cultural de Fernando, pero sobre todo la forma en que lo traduce: la sencillez, la redacción amable, la agudeza, el humor, la ironía, el ir de la muy alta cultura a temas como ‘el soy huevón pero me gusta ir a trabajar todos los días’; no hay tema que escape a su pluma”, expresó Miguel Ángel Pineda sobre el libro más reciente del periodista Fernando Solana Olivares.
El sábado pasado, en el Museo del Estanquillo, durante la presentación del volumen, una recopilación y selección de Elitismo para todos, columna semanal de Solana en MILENIO, Pineda rememoró cómo el autor, durante sus tiempos de reportero, le quitó a las giras presidenciales aquel tono de boletín informativo que las caracteriza y las “revistió de lo que son: con todo su ceremonial, con su mucha o poco profundidad que puedan tener, pero era el cronista esencial y de muy alto rango”.
Por ello, Pineda preguntó al colaborador de MILENIO acerca de cómo fue aquel tránsito que sufrió de reportero a cronista, de cronista a ensayista, “de ensayista a reseñista, y de regreso a reportero”.
Solana (Ciudad de México, 1954) respondió que el valor de ello tiene que ver con el lenguaje, la palabra: “Y esencialmente un buen periodismo es una buena literatura. Yo nunca he hecho la diferenciación, quizá por atrevido o quizá por ignorante, pero creo que en todo ejercicio de la palabra, ésta es el instrumento para señalar,
“El acto esencial de la palabra tiene que ver con comunicar, hacer común”
contar y transmitir; entonces tú estás ejerciendo un acto escultural. No me gusta el término actual de ‘te voy a compartir algo’; yo ya soy viejo, cada vez me siento más reaccionario, y creo que el acto esencial de la palabra tiene que ver con comunicar, hacer común. En ese sentido valoro el lenguaje”, explicó.
El escritor recordó aquella época en la que acudió a la gira presidencial de Carlos Salinas de Gortari, y señaló que en su labor no optó tanto por intencionalmente cambiar el género o el modo, sino que quiso salirse de la doxa y volver a valorar el acto “escultural”.
“Creo que el valor del lenguaje es el prioritario; yo lo sigo defendiendo con todo y que estos medios de comunicación han cambiado tan velozmente de modo que nosotros dejamos ya de comprender. Sigo pensando que la casa del ser es el lenguaje, y éste te permite transitar entre diversos géneros”.
Sin embargo confesó que el único género al que no se permite incurrir, “más que últimamente”, es la poesía, pues entiende que hay un rigor en ésta, para el cual no se siente capacitado más que a una escala expresiva y personal.
También destacó que lo que le hace falta al periodista es valorar al lenguaje como un instrumento y no tanto como un medio.
“La necesidad tiene cara de hereje. Yo tengo que escribir para vivir. No estoy hablando de ganarme el pan, porque ese me lo gano muy modestamente con algo de la escritura, sino que estoy hablando de vivir, darle sentido a mi existencia”, concluyó. m