Milenio

Rabo a Hermoso, tarde de Ponce

El juez premió en exceso a Pablo; El Payo toreó solo uno pues recayó de un mal intestinal; Fermín Rivera requiere una renovación o cambio de chip

- Octavio X. Lagunes/ Ciudad de México LA

Vigésima y última de la Temporada, interesant­e como larga tarde. Después de una eternidad salió el primer toro muy feo de presencia, que se prestó para el lucimiento de Pablo Hermoso de Mendoza con sus elegantes cabalgadur­as.

Estuvo entre altibajos y mató pésimament­e. Se retiró en silencio. Con su segundo las cosas le salieron muy bien, lució enormidade­s en todas las suertes que realizó. Mató de estocada entera y el juez confundió una plaza de trancas con La Monumental, regaló un rabo donde fue abucheado al dar la vuelta.

El de Chiva, Valencia, Enrique Ponce, se lució, logró realizar tres faenas con diferente calibre, toreó con el arte que le caracteriz­a.

En su primero, la debilidad del toro no le permitió lucir ya que su gordinflón en turno rodaba frecuentem­ente por la arena.

Tuvo dificultad­es con el uso de los estoques y escuchó un aviso.

Con su segundo estuvo extraordin­ario.

Se engolosinó toreando con excelente majeza y sobrado de sí mismo. Falló de nuevo con los aceros y dio vuelta al ruedo a petición del público. Tuvo que matar el toro que cerró plaza y la temporada por los inconvenie­ntes de salud de ElPayo.

Enrique consintió al toro y éste se fue a más logrando arrancar muletazos de escándalo que pusieron a la gente de pie. Falló de nuevo con los aceros, pero eso no mermó en nada la entrega del público donde el juez le con- cedió una oreja. Se retiró entre un clamor que hace tiempo no se veía… Esta plaza late con el corazón de Ponce.

El sobrino de Curro, Fermín Rivera, parece que no evoluciona a pesar de que es un torero poderoso y capaz. Tuvo toros a modo, pero no convenció ni a su apoderado.

No ligó los pases y se encimó en demasía. Requiere otro tipo de rodaje y conseguir un maestro más moderno que lo asesore.

Es una joya en bruto que necesita pulirse. ElPayo toreó bastante bien en el único toro que pudo lidiar. Pegó muy buenos muletazos. Tuvo serios inconvenie­ntes de salud que le impidieron salir al ruedo en su segundo. Ligó pases hermosos y dominadore­s con su sabia muleta. Merece inaugurar la próxima temporada, claro, ya repuesto de salud.

Terminó ayer la Temporada y se abrirá la Plaza hasta las novilladas.

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Enrique obsequió a La Monumental su cuidado arte
 ??  ?? Hermoso y Ponce, a hombros
Hermoso y Ponce, a hombros
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