El inicio de 2016 resta optimismo
Diversos indicadores como inflación, tipo de cambio y precio del petróleo han deteriorado las perspectivas POCO ÁNIMO POR LAS COMPRAS
La debilidad del mercado externo y la economía mundial obstaculizan el crecimiento del país
Enero de 2016 fue un mes que marcó un punto de inflexión en diversos indicadores económicos de México que mostraron que la tendencia para el presente año es menos alentadora que en 2015, especialmente en lo referente al desempeño del mercado interno y al dinamismo del sector industrial.
A la luz de un panorama menos optimista, el gobierno federal, organismos internacionales y analistas del mercado redujeron sus pronósticos de crecimiento para la economía nacional y alertaron del continuo impacto del entorno externo y la volatilidad financiera internacional.
El dato más relevante fue el repunte de la inflación, pues luego de alcanzar en diciembre un mínimo histórico de 2.13 por ciento, se elevó a 2.61 por ciento y, además, el componente subyacente —que excluye el precio de los bienes y servicios más volátiles como agropecuarios y energéticos— evidenció el impacto de depreciación del peso.
Esto originó que a mediados de febrero el Banco de México (Banxico) elevará la tasa de de referencia (Tasa de Interés Interbancaria de Equilibrio) de 3.25 a 3.75 por ciento, al considerar que el aumento de la volatilidad, el deterioro de la economía y la caída en los precios del petróleo contribuyeron a la depreciación del peso y se puso en riesgo el objetivo de inflación (3 por ciento).
En este contexto, la confianza del consumidor se deterioró, pues en diciembre registró una lectura de 93 puntos, pero en enero bajó a 92.5 y en febrero a 88.7.
El área de análisis de Grupo Financiero Ve por Más indicó que el fuerte poder predictivo de la confianza sobre el consumo deja entrever una posible desaceleración en el corto plazo, pues la propensión de compra se verá favorecida durante los primeros meses de 2016, pero el impacto adverso es inminente.
93.1
Malas noticias
BX+ prevé que los bajos precios del petróleo, el encarecimiento del financiamiento y los riesgos para una menor recaudación tributaria ocasionen un nuevo recorte del gasto público. tEl endeudamiento por la expansión del crédito al consumo, menos compras, menor gasto público y el desempeño de indicadores adelantados del sector, son amenazas para el consumo. tLos 88.7 puntos de la confianza del consumidor en febrero pasado representaron una caída anual de 1.7 por ciento, que además fue la más alta desde septiembre de 2014.
Ve por Más agregó que, con alta probabilidad, la desaceleración en el consumo permeará en primera instancia a través de la compra de bienes durables, para posteriormente darse un traspaso hacia el consumo minorista, aunado a los riesgos que
94.7 existen para la demanda interna, como el menor gasto público, sobreoferta de empleo y el traspaso cambiario a la inflación.
Sobre el aparato industrial de México, si bien en enero la producción tuvo un repunte, impulsada por la construcción residencial y por una caída menor a la esperada en la minería, analistas anticipan que 2016 será un mal año, pues se verá limitada por el menor gasto público, así como por la crisis que enfrenta el sector petrolero.
MENOR PRODUCCIÓN
El área de análisis de Grupo Financiero Banorte-Ixe señaló que la desaceleración que ha experimentado la producción manufacturera en los últimos meses se debe, principalmente, al menor ritmo de crecimiento de este sector en Estados Unidos y a la fuerte caída que han registrado los precios de los commodities, lo que ha afectado la producción de ciertos subsectores manufactureros que guardan una fuerte correlación con dichos insumos.
Para los próximos meses, expertos de Ve por Más estiman que la producción industrial
92.5 continuará a la baja debido a los riesgos en el sector servicios, pues el endeudamiento proveniente de la expansión del crédito, menor propensión del consumo, menor gasto público y el desempeño de indicadores adelantados del sector, son amenazas latentes para el consumo.
Adicionalmente, BX+ considera que es probable que los bajos precios del petróleo, el encarecimiento del crédito y los riesgos para una menor recaudación tributaria ocasionen un nuevo recorte del gasto público, que se sumaría al menor gasto presupuestado para este año, aunado a las dificultades en el sector petrolero, pues continuarán los bajos precios.
En este contexto y sumado a que las perspectivas del entorno externo se han tornado más complejas, pues se prevé un menor impulso de la demanda externa y ante un menor dinamismo previsto para la actividad industrial de Estados Unidos y una mayor debilidad de la demanda proveniente de otros países, el Banxico redujo sus expectativas de crecimiento económico para el país.
Para 2016 la ajustó de un rango de entre 2.5 y 3.5 por ciento, a otro entre 2 y 3 por ciento, mientras que para 2017, la previsión pasó a un intervalo de entre 2.5 y 3.5 por ciento, desde el anterior de 3 a 4 por ciento.
Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ajustó a la baja el pronóstico de crecimiento para el producto interno bruto (PIB) de México de 2.8 a 2.6 por ciento en 2016. Explicó que la desaceleración y el reequilibramiento de la economía china, la caída de los precios de las materias primas y las tensiones a las que se encuentran sometidas algunas de las principales economías de mercados emergentes continuarán lastrando las perspectivas de crecimiento en 2016 y 2017.
En tanto, los especialistas en economía del sector privado consultados por el Banxico también redujeron en febrero sus previsiones de crecimiento económico para el país, pues estiman que en 2016 el producto interno bruto se elevará 2.45 por ciento, por debajo del 2.69 por ciento considerado un mes antes, mientras que para 2017, las perspectivas disminuyeron, de 3.18 a 2.98 por ciento.
Por sexto mes consecutivo los especialistas consideraron que la debilidad del mercado externo y la economía mundial es el principal elemento que obstaculiza el crecimiento económico de México, seguido de la inestabilidad financiera internacional, el precio de exportación del petróleo y la reducción en la plataforma de producción petrolera. m
88.7
2016