Milenio

Vargas Llosa, expresión maravillos­a de la literatura

Acaba de publicar Cinco esquinas y se mantiene en plenitud en el aspecto creativo; en su vida sentimenta­l, destaca su relación con Isabel Preysler

- Agencias/ Madrid

Mario Vargas Llosa cumple hoy 80 años, un aniversari­o al que llega en plenitud creativa y vital. Acaba de publicar Cincoesqui­nas, y su vida personal ha dado un giro radical al unirse sentimenta­lmente con Isabel Preysler.

Jorge Mario Pedro Vargas Llosa, quien nació en Arequipa, Perú, en 1936, Nobel de Literatura 2010, también ha incursiona­do en otros ámbitos, como ser candidato a la Presidenci­a de su país en 1990 o subirse a los escenarios como actor.

Ha conseguido el favor de los lectores y obtenido los principale­s premio literarios como el Nobel, el Cervantes y el Príncipe de Asturias, entre otros, pero su historia fue determinad­a por su autoritari­o padre, que nunca quiso que fuera escritor y a quien conoció hasta los 10 años de edad.

Fue un padre que Vargas Llosa considerab­a muerto, como le había hecho creer su madre, y cuya aparición al reconcilia­rse con ella le marcó para siempre.

Antes Vargas Llosa vivía feliz en Cochabamba, Bolivia, donde su abuelo había sido destinado como cónsul. La escritura ya le resultaba un juego “exaltante y feliz”.

Pero el retorno a Lima con sus padres, a los 10 años, le devolvió a la dura realidad. Conoció el miedo: su padre le pegaba, le prohibió escribir y verse con sus amigos.

Entró en el Colegio Militar Leoncio Prado, un lugar duro, como dejó plasmado en Laciudad ylosperros. Ahí comenzó a leer y a escribir como refugio contra la soledad y el miedo. “Mi padre vio que tenía una vocación literaria, vio que escribía poemas, que leía mucho, y esto lo alarmó; él pensó que una vocación literaria era un pasaporte hacia el fracaso”, señaló el escritor en una entrevista.

LA GRAN ACUSACIÓN

El escritor comenzó a redactar La ciudadylos­perros cuando tenía 22 años. Antes había estudiado Literatura en la limeña Universida­d Nacional Mayor de San Marcos, y fue redactor en los diarios La Crónica y LaIndustri­a.

En 1959 fue becado para hacer el doctorado en la Universida­d Complutens­e de Madrid; en España ganó uno de sus primeros premios, el Leopoldo Alas, por su colección de cuentos Losjefes.

Su brillante carrera despuntó en los años sesenta con Laciudadyl­osperros, Lacasaverd­e y Conversaci­ónenlaCate­dral.

Luego vinieron otras novelas: Laguerrade­lfindelmun­do, El hablador, Lafiestade­lchivo, Elparaísoe­nla otraesquin­a y Travesuras­delaniñama­la, que lo consagraro­n no solo como uno de los grandes autores latinoamer­icanos sino también del mundo.

Gran admirador de Victor Hugo y de Flaubert, Vargas Llosa ha creído siempre que la literatura es “una expresión maravillos­a de la libertad humana” que “ayuda a vivir”.

Por esa razón, el escritor no puede rehuir una cierta responsabi­lidad, sea moral, social o política, “que trasciende lo puramente estético”.

Con esas palabras expresaba Vargas Llosa su concepción de la literatura en unas jornadas que la Fundación Santillana organizó en Cantabria, España, hace años, en las que decía que las buenas novelas sirven para descubrir “todo aquello que quisimos ser y que inventamos para vivirlo de mentira.

“Por eso la literatura es la gran acusación, la gran requisitor­ia, y es una demostraci­ón permanente de esa actitud crítica que ha sido el motor del progreso y de la civilizaci­ón”, afirmó entonces.

La lectura de Faulkner fue fundamenta­l para él en los años cincuenta, pero MadameBova­ry le cambió la vida. Vargas Llosa siempre admiró “la terquedad y la perseveran­cia” de Flaubert para conseguir obras maestras, una perseveran­cia que el escritor peruano aplica a la hora de intentar que cada uno de sus libros sea mejor que el anterior, más audaz desde el punto de vista literario.

Miembro del boom latinoamer­icano, la carrera literaria de Vargas Llosa no se entendería sin París, donde conoció a García Márquez, Borges y Cortázar, y sin Barcelona, donde se dedicó por completo a la literatura gracias a la agente Carmen Balcells.

El literato peruano fue gran amigo de García Márquez, especialme­nte durante su estancia en Barcelona. Pero la relación se rompió en febrero de 1976 en la Ciudad de México, cuando Vargas Llosa le asestó al colombiano un fuerte derechazo. La razón del incidente no ha quedado clara.

Vargas Llosa celebrará su cumpleaños en Madrid, en una fiesta en la que se esperan más de 300 invitados, entre los que estarán seis ex jefes de Estado y algunos Nobel. Mañana y pasado mañana la Fundación Internacio­nal para la Libertad, presidida por el escritor, realizará un seminario internacio­nal en el que se debatirá el futuro de América Latina. M

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“Mi padre pensó que una vocación literaria era un pasaporte hacia el fracaso”, ha revelado el Nobel.

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