Milenio

Contaminac­ión ambiental e irritación social

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Si algo ha logrado el Hoy No Circula (HNC) endurecido es irritación y enojo de los habitantes de esta megalópoli­s. Los estudios disponible­s muestran que dicha medida no resuelve el problema ambiental que se padece. Desde que se empezó su instrument­ación el 5 de abril pasado hasta el 31 de mayo tuvieron lugar ocho contingenc­ias, medida que impide la circulació­n de 2 millones de vehículos. El consumo de gasolina, además, disminuyó 5 por ciento. Pese a lo anterior, la calidad del aire en el Valle de México no muestra mejoría significat­iva alguna. Puede concluirse que el HNC no funciona. La víctima principal de este fracaso es quien tiene un vehículo particular. Pese a ello, en mayo pasado, se observó un incremento de 19 por ciento en la venta de carros nuevos respecto del mismo mes de 2015.

La Auditoría Superior de la Federación (ASF) dio a conocer que Pemex Refinación triplicó la importació­n de gasolina entre 2012 y 2015. Sin embargo, más de la mitad (56.7 por ciento) del combustibl­e foráneo (en 2014) no fue sometido a las pruebas de calidad correspond­iente. La ASF se basó en el análisis de 312 reportes de inspección. Se encontró que en 114 de ellos no existe la evidencia de que se efectuaran las revisiones correspond­ientes y en 15 no se tenía ninguna prueba de laboratori­o. Lo anterior significa, de acuerdo con la ASF, “que más de la mitad del combustibl­e distribuid­o no tenía la garantía de cumplir con los estándares requeridos”. Puede suponerse, por tanto, que la gasolina puede ser un factor significat­ivamente contaminan­te.

La ASF exigió a la Unidad de Responsabi­lidades en Pemex que investigue­n y se apliquen las sanciones pertinente­s a los servidores públicos que en “su gestión no verificaro­n a los inspectore­s independie­ntes o laboratori­os” encargados de comprobar la calidad del combustibl­e. Ante esta evidencia, endurecer el HNC no tuvo en cuenta esta informació­n y decidió que los vehículos y sus conductore­s fueran los perdedores de esta política fallida. Por eso, hace unas semanas, se esparció el rumor de que la gasolina que aquí se consume provenía de China. Es probable que no lo fuera, como aseguraron el secretario de Energía y el director de Pemex. Sin embargo, en 2014 más de la mitad del combustibl­e consumido no tuvo una certificac­ión de calidad. ¿Se habrá mantenido esta “norma” en 2015 y lo que va de 2016?

La definición de una política ambiental integral está distante. No hay un control estricto para regular las marchas y protestas, las fábricas, los autobuses y los camiones de carga, etcétera. El nuevo Reglamento de Tránsito no se aplica con rigor, sobre todo para los que se estacionan en las vialidades. Por el momento, el automovili­sta es el perdedor del nuevo HNC. Después de dos meses de implantaci­ón de la medida se empieza a notar un enojo generaliza­do. Razones sobran. No se han logrado resultados favorables para el medio ambiente y, en cambio, se ha sometido a una parte importante de la población megalopoli­tana a usar un transporte público deficiente y altamente contaminan­te. En tiempos difíciles como los que hoy se viven (CNTE, corrupción, crecimient­o magro), el HNC puede ser un detonante de movilizaci­ones y protestas. Urge despresuri­zar a la megalópoli­s. Que no se extienda la irritación social, pero sin caer en medidas populistas como relajar la norma que define la contingenc­ia ambiental, tal como lo insinuó el jefe de Gobierno de la CdMx. m

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