PRI, mal; PAN, bien; Morena, bien; PRD, mal...
Con los últimos datos disponibles la noche de domingo (PREP y conteos rápidos de Parametría para MILENIO), el PRI habría ganado en cinco de 12 gubernaturas. Mal para ellos, si recordamos lo que predijo su líder nacional, Manlio Fabio Beltrones: que los priistas ganarían nueve entidades. Pierde tres estados por primera vez: Durango, Tamaulipas y Veracruz. Gana en Hidalgo, Sinaloa, Tlaxcala, Oaxaca y Zacatecas.
El PAN, por sí solo, habría ganado en cuatro estados. Bien a secas, si recordamos procesos electorales similares, cuando también ganó tres entidades. Y gana en dos más, en alianza con el PRD, así que puede presumir que le fue muy bien, con seis victorias. Aguascalientes, Puebla y Tamaulipas serían para ellos, para los panistas. Las dará gusto conservar Puebla y finalmente quitarle Durango al PRI, con la ayuda del PRD. Además consiguen Tamaulipas, también por primera vez y vuelven a Chihuahua.
El PRD mal. Muy mal. Habría perdido en Oaxaca, un gobierno al que llegó en alianza, y en Veracruz, donde de nuevo no pudo ganar, ahora unido al PAN. Su peor resultado ha sido el de la Ciudad de México, su otrora imperio. Eso sí, puede presumir haber “ganado” junto al PAN en Durango y en Quintana Roo, en este último lugar con un candidato quizá más cercano a los perredistas que a los panistas.
En Morena estarán contentos al confirmar su reino en la capital, pero sobre todo por triunfar en Veracruz (de acuerdo con el PREP, aunque el conteo rápido da como ganador al panista-perredista Yunes), donde estaba su apuesta mayor, y donde lograría su primera gubernatura. Ayer en la noche Martí Batres anunciaba que su partido habría ganado en ese estado además de Oaxaca y Zacatecas. Los números no le daban la razón. Andrés Manuel López Obrador tendrá un buen piso electoral en gran parte del país rumbo a la elección del 2018, con un 10-15-20 porciento, dependiendo de la entidad.
Llama la atención que, a pesar del “mal humor” social de los ciudadanos, de los pésimos niveles de aprobación del Presidente de la República y de la mala popularidad de los gobernadores en funciones (ver encuestas de Parametría), aunado al enojo por los casos de corrupción, inseguridad y por los magros resultados económicos, gane el partido en el poder en varios lugares. Queda claro que este sigue siendo un asunto de nombres y no de siglas: los ciudadanos deciden de acuerdo con lo que su percepción les dicta cuando observan a los candidatos, independientemente de si pertenecen al partido en el poder que más desprestigio ha sufrido.
Pero más allá de lo que afirma haber ganado cada uno de los partidos, el lentísimo PREP (tantos años ya de democracia y tantos millones gastados y no puede fluir rápido la información) da a conocer que, hasta el cierre de esta columna, Aguascalientes sería para el PAN. Durango para el PAN-PRD. Chihuahua para el PAN. Tlaxcala para el PRI. Sinaloa para el PRI. Tamaulipas par el PAN. Zacatecas para el PRI. Hidalgo para el PRI. Puebla para el PAN. Oaxaca para el PRI. Quintana Roo para la alianza PRD-PAN. Veracruz para Morena.
A ver mañana qué vuelcos en los resultados… m