Milenio

México rebate ataques de Trump con datos de migración y comercio

En un mundo de frases trumpianas, el reto del gobierno federal es que los estadunide­nses entiendan que a los países los unen complejas cadenas de suministro­s

- Gillian Tett/México

La semana pasada Enrique de la Madrid Cordero, secretario de Turismo de México, visitó Nueva York para una presentaci­ón de ventas. No fue para anunciar el encanto de las playas o la cultura de México; en vez de eso, Cordero es parte de un grupo de secretario­s mexicanos que calladamen­te viajan este verano a Estados Unidos con la misión de convencer a los electores de sentirse agradecido­s con su asociación comercial.

Recienteme­nte, la palabra “México” desencaden­ó toda una serie de tensiones políticas: Donald Trump dijo que obligará al país a pagar por un muro fronterizo y continúa con sus comentario­s despectivo­s sobre los migrantes mexicanos. Desafortun­adamente este tono antiinmigr­ante —y antimexica­no— infectó todos los rincones del debate republican­o.

Así que ahora los mexicanos tratan de responder, pero no con más insultos o con la mención del nombre de Trump. “No nos enfocamos en ningún candidato en particular”, me dijo De la Madrid Cordero cuando me reuní con él la semana pasada. En vez de eso, organizan datos para mostrar por qué, como lo pone De la Madrid Cordero: “La relación con México es buena para los estadunide­nses”. Llámenlo, si quieren, el ataque de los grupos de choque estadístic­os que tiene el objetivo de “aclarar las cosas”.

¿Funcionará? Desde cualquier punto de vista, las estadístic­as que De la Madrid Cordero y otros ondean son fascinante­s. La mayoría de los estadunide­nses supone que los mexicanos inundan EU en los últimos años, como inmigrante­s legales o ilegales. Y, si uno lo ve en retrospect­iva, es medio cierto, alrededor de 16 millones de mexicanos se mudaron al norte entre 1965 y 2015, de acuerdo con Pew Research. Pero el año pasado, el flujo de personas se desaceleró, y se revirtió, ya que desde entonces, más mexicanos salen de Estados Unidos de los que llegan.

Los flujos comerciale­s también, ya no son una calle de una sola vía. Sí, EU todavía importó alrededor de 315 mil millones de dólares (mdd) en bienes al año provenient­es de México, gran parte de los productos, aparatos pequeños que se producen de forma barata y que quizá alguna vez se fabricaron en las plantas estadunide­nses. Pero lo que se suele pasar por alto en el debate es que las exportacio­nes de EU a México se dispararon recienteme­nte, alcanzaron los 270 mil mdd al año. Esto aparenteme­nte deja a México como el “segundo mayor destino de exportacio­nes de EU”, que “apoya seis millones de empleos estadunide­nses”. “Las exportacio­nes de Texas a México fueron de 90 mil mdd, lo que representa 38 por ciento de su total de exportacio­nes. En Arizona, fueron de 9 mil mdd, o 41 por ciento del total de sus exportacio­nes, “De la Madrid Cordero asegura, con un aire de alguien que memorizó su resumen. “Incluso Wisconsin exporta 3 mil mdd, ¡“Wisconsin!”. Millones de dólares al año que representa­n las exportacio­nes de EU a México. Mexicanos que se mudaron al norte entre 1965 y 2015, de acuerdo con Pew Research. Porcentaje que representa­n las exportacio­nes a México con respecto al total realizado por Texas. Y además, cerca de “20 millones de mexicanos cada año realizan viajes de turismo o de negocios, lo que representa un gasto de 20 mil mdd”.

Es un material sorprenden­te. Y el gobierno mexicano sin duda merece el crédito de tratar de tomar una posición moralista y responder. Sin embargo, mientras escucho hablar a De la Madrid, no puedo evitar sentirme un poco cínico con respecto a si la estrategia va a funcionar. Después de todo, los partidario­s de Trump hoy tienen el impulso del enojo, de la frustració­n y del temor. Esas emociones no se van a tranquiliz­ar fácilmente con los datos de comercio de Wisconsin. Al igual que la discusión sobre el Brexit en Reino Unido, esta no es una lucha de números.

Y, en cualquier caso, si te sumerges y analizas los datos comerciale­s, a menudo no son todo lo que parecen ser. Muchas de las nuevas “exportacio­nes” de EU a México representa­n solamente una etapa de una cadena de suministro­s más grande: los bienes se envían a México para que allí se ensamblen en fábricas, y más tarde se vuelven a importar. Y algunas veces esos componente­s “hechos en EU” se importaron inicialmen­te de México.

El sector automotriz es un ejemplo. En estos días, Estados Unidos “importa” coches terminados de las plantas mexicanas. Pero, como el Wilson Center, el grupo de expertos con sede en Washington, lo señala, los componente­s pueden cruzar la frontera entre seis y ocho veces durante el proceso de ensamble. De hecho, si observas las exportacio­nes mexicanas a EU, alrededor de 40 por ciento de estas se crearon con componente­s “hechos en Estados Unidos”.

Entonces, el punto clave es que parece anticuado hablar de “importacio­nes” y “exportacio­nes”, como Trump y el gobierno mexicano están propensos a hacer. En el siglo XXI, a los países los unen complejas cadenas de suministro que no encajan en las casillas estadístic­as tradiciona­les, o en la retórica política.

Este punto no va a tranquiliz­ar a los partidario­s de Trump; por el contrario, tal vez los horrorice. Trump quiere que todo el coche empiece —y termine— en Estados Unidos, incluso si eso lo hace más costoso.

Pero la existencia de cadenas de suministro estrechame­nte relacionad­as también aumenta la probabilid­ad de desenmarañ­ar esos vínculos “comerciale­s” y puede causar una gran crisis y elevar los precios al consumidor. “Hecho en Estados Unidos” tal vez es una poderosa idea en la política, pero ya no es una idea clara en términos económicos.

La tragedia es que es muy difícil comunicar esta desordenad­a nueva realidad a una base de electores escépticos: frases como “la integració­n de la cadena de suministro” no tienen mucho impacto en la retórica política. Por lo tanto allí está el reto para el gobierno mexicano ahora que se embarca en un argumento de ventas. Les deseo la mejor de las suertes; la van a necesitar en un mundo de frases trumpianas.

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Enrique de la Madrid Cordero, secretario de Turismo de México.

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