Arabia Saudita ve en Uber motor de diversificación
El reino quiere tener más canastas en las cuales poner su dinero
La inversión de 3 mil 500 millones de dólares (mdd) de Arabia Saudita en Uber, la aplicación para solicitar transporte, refleja dos mandatos centrales de su fondo soberano: generar crecimiento y ayuda a sectores que pueden impulsar la diversificación de una economía dependiente del petróleo.
Las personas cercanas al acuerdo dijeron que al Fondo de Inversión Pública (PIF, por sus siglas en inglés), una punta de lanza del programa de reforma económica del gobierno con 100 mil mdd en activos no líquidos, le atrajo el historial de Uber de ampliar las opciones de transporte, fomentar el espíritu emprendedor y la posibilidad de ayudar a integrar a más mujeres a la fuerza laboral.
Uber y Careem, su rival local con sede en Dubái, dicen que las mujeres, a quienes no se les permite conducir en el reino, representan 80 por ciento de su base de clientes saudíes.
La compañía estadunidense dice que su tecnología apoya el plan de Arabia Saudita para integrar a 1.3 millones de mujeres más a la fuerza laboral para 2030, al aumentar la participación laboral femenina de 22 por ciento en la actualidad a 30 por ciento.
“Muchas de mis colegas y amigas le pueden dar crédito a Uber de llevarlas al trabajo, que Uber las lleve durante la hora del almuerzo o para hacer mandados”, dijo la princesa Reema Bandar al-Saud, miembro de la junta de asesoría de política global de Uber quien no participó en el acuerdo.
Ruba al-Nabhan, profesor universitario en Riad, está de acuerdo en que Uber y Careen son “convenientes y útiles”, pero advirtió que los dos servicios todavía son demasiado caros para muchos saudíes.
Careem cree que las dos empresas pueden ayudar a enfrentar a las tasas de desempleo juvenil de 30 por ciento cuando el gobierno trata de reducir la tasa de desempleo general de 11.7 por ciento a 7 por ciento para 2030.
La compañía, cuyos fundadores tienen su sede en Arabia Saudíes, trabaja con el Ministerio del Transporte del reino para crear nuevas regulaciones y facilitar la entrada de los hombres sauditas al sector. Un proyecto piloto elevó el número de saudíes que emplea a 20 por ciento de todos los conductores, aunque la compañía no quiso dar a conocer las cifras exactas de clientes y conductores.
El aumento de la demanda elevó la media de los sueldos mensuales de los conductores de 2 mil 500 riyales saudíes (667 dólares) a entre 4 mil (mil 67 dólares) y 5 mil riyales saudíes (mil 333 dólares), dijo Mudassir Sheikha, director general de Careem. “Estos niveles de ingresos funcionan para algunos saudíes, aunque tal vez si son un poco más altos serían más útiles”, agregó.
Sheikha dijo que la inversión en Uber por parte de un órgano tan poderoso como el PIF también debe ofrecer cobertura regulatoria más amplia para startups disruptivas de tecnología en Arabia Saudita y la región en general, donde las leyes y regulaciones son anticuadas, y el proteccionismo de los monopolios de los taxis representa una amenaza para las aplicaciones para solicitar transporte.
Careem tiene un crecimiento más rápido que Uber en Medio Oriente y el norte de África, dice que tiene entre 30 y 40 por ciento más clientes y empleados que los 395 mil clientes activos y 19 mil choferes de Uber.
La compañía dijo que cerca de 40 por ciento es propiedad de saudíes, incluyendo PIF. Su última ronda de financiamiento la lideró Abraaj Group, la firma de capital privado de mercados emergentes, y uno de los inversores originales es STC Ventures, una firma de capital de riesgo que en parte es propiedad de Saudi Telecoms Company, donde PIF participa significativamente.
La inyección saudí en Uber desató la sugerencia de que la compañía podría buscar adquirir Careem.
“Es mucho más fácil para Uber comprar Careem ahora a sus inversores en su mayoría saudíes que tratar de invertir en la construcción de Uber en la región”, dijo un consultor que no quiso dar su nombre.
Pero los fundadores de Careem dicen que tienen el compromiso de construir una compañía que “haga la vida más fácil y que inspire”. Esa ambición no incluye “que nos compren”, dijo Sheikha.