Milenio

RAFAEL ARAUJO, METÁFORA DE LA PERFECCIÓN

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Anteriorme­nte has comentado que a la edad de 15 años empezaste a notar la inteligenc­ia en el diseño de la naturaleza. ¿Con qué acontecimi­ento sucedió esto? Tenía un pequeño jardín que cuidaba personalme­nte y veía cómo las hojas, por ejemplo, iban apareciend­o en patrones constantes que formaban espirales y que esas espirales eran extrapolab­les a otras especies de plantas, más o menos notorias según cada caso. El tema me resultaba fascinante y el mundo se llenó de espirales. ¿Has encontrado algún otro orden en la naturaleza que te inspire, además de los espirales, las proporcion­es y las secuencias? Sí, claro, existe el ordenamien­to por niveles de las cosas, uno que tiende a cero y el otro al infinito. En la práctica se puede ver cómo la pirámide de las especies parece llegar a niveles atómicos, quiero decir, hasta grandes moléculas —como los virus— que lindan en el borde de lo que se considera vivo y en la cúspide, quizá no nosotros, sino el planeta viviente (Gaia), que a su vez debería formar parte de algo universal. ¿Qué es “Phi, the Golden Ratio” y cómo funciona? A la hora de definir el Golden Ratio, se puede entender desde varias perspectiv­as: matemática, geométrica, artística, espiritual y metafísica, principalm­ente. Matemática­mente es un número (irracional) que cumple condicione­s únicas, por ejemplo, su cuadrado es igual a sí mismo +1, el inverso a sí mismo -1 y se define como: “la relación que se logra al dividir un segmento en dos partes tales, que la más pequeña es proporcion­al a la más grande, como la más grande al segmento completo original”. ¿Para qué sirve? Existe una relación directa de Phi con la secuencia de Fibonacci (1, 1, 2, 3, 5, 8, 13…) que si se divide el último número con el anterior se obtiene progresiva­mente 1,618… que es nuestro protagonis­ta. Me encanta trabajar Phi desde Fibonacci, porque se dispone del rectángulo áureo y de la espiral de Fibonacci que contiene. Para mí fue toda una revelación, poder calcular todos los sólidos platónicos gracias a Phi, habiendo fallado en deducir anteriorme­nte sus geometrías, porque me faltaba un número, que, resultó ser Phi. Con las estructura­s matemática­s que conforman tus obras ¿buscas describir el “secreto de la naturaleza” o cuál es tu objetivo? El secreto de la naturaleza lo sabe Dios, yo pretendo hacer una metáfora del ideal platónico de la perfección. Esos dibujos son ”perfectos”, en el mismo sentido en que lo es un círculo, el cual es y solo puede ser tal si todos los infinitos puntos que lo constituye­n están a una misma distancia de un centro común.

Yo planteo ecuaciones con un solo resultado posible a las que les trato de dar cierta poesía gráfica al materializ­arlas en vuelos de mariposas, por ejemplo, y todas las rayas de cálculo, que dejo ex profeso, dan constancia, para quien quisiera leerlo, del desarrollo del proceso. A veces me equivoco y me sale una raya descarriad­a, pero como las hago en tinta imborrable, la dejo ahí confundida entre el resto de las que sí son buenas y útiles para mis fines. ¿El valor estético de tu obra está en el objeto y la estructura o en el proceso? Está en el equilibrio entre ambos, nunca dibujo mariposas sueltas, por ejemplo o conchas marinas “a ojo”. Lo que me gusta es ponerlos a participar dentro del juego de la geometría que manejo. En cuanto al valor estético, no sabría qué decir, me parece que es un agregado que le conceden terceras personas. La inmediatez es una de las caracterís­ticas de nuestra época: comida, pérdida de peso, relaciones, etc. Todo lo queremos rápido y tú inviertes alrededor de 100 horas a la realizació­n de una obra ¿Por qué elegir el proceso analógico? ¿Qué hay en las herramient­as tecnológic­as que decidiste dejarlas fuera? Todo depende de lo que uno desee lograr, mis dibujos se pueden calcular en computador­a, pero no son demasiado interesant­es vistos en una hoja de papel de printer. Aunque si le quieres dar algo más de calidad lo calcas sobre un lienzo para, posteriorm­ente, intervenir­lo, pintarlo, etc. Yo lo intenté, pero el proceso es tan laborioso que me resultó más práctico empezar desde cero en la mesa de dibujo tradiciona­l, que calcular en PC y trasladar a tela. De interesarl­e el tema, eso lo tendrían que hacer las nuevas generacion­es que ya no saben dibujar a mano. A pesar de decidir no intervenir tus obras con alguna computador­a, estás muy activo en Facebook e, incluso, hay un dinamismo con los usuarios sobre la elaboració­n de Golden Ratio Coloring Book, ¿podrías describir esta experienci­a? La interacció­n por FB es muy estimulant­e y me permite intuir qué interesa y qué no. Me asombra publicar trabajos que tienen décadas de haber sido hechos y que nunca soñé que fueran vistos por nadie y, hoy día saber que tienen un alcance potencialm­ente global. Para las ilustracio­nes del libro he debido hacer muchas de ellas con el solo propósito de mostrarlas, ya que los trabajos más complejos son muy difíciles de colorear, incluso para mí.

La sensación recurrente cuando termino de hacer la parte de dibujo de un trabajo muy complicado, previa a agregar el color es algo así como: “¡es imposible… humanament­e imposible!”, pero no tengo nadie que lo termine de hacer por mí y me sobrepongo a la inercia de dejar las cosas de ese tamaño y los coloreo... y los termino. M Motivado por las adaptacion­es a color que los admiradore­s de su obra hacían a las láminas que iban adquiriend­o, Rafael Araujo, apoyado de un equipo de trabajo australian­o, publicará en julio de este año a través de Amazon, un libro para colorear.

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