Milenio

Fustiga la prensa del país inacción política ante el control de armas

Los periódicos del país critican a la Asociación del Rifle, pero también al presidente Barack Obama

- Por Especial

Las masacres toman a menudo en Estados Unidos el nombre de las ciudades que sirvieron de teatro. Orlando, en Florida, donde un joven asesinó el domingo a 49 personas en un club gay, no debería romper la regla. “Orlando se encuentra ahora trágicamen­te a la cabeza de una lista de infamias, compartien­do el sufrimient­o de Virginia Tech, Newtown y Aurora”, destaca el periódico local Orlando Sentinel.

Sin embargo, recuerda el diario, hay que “reafirmar fuertement­e” que la identidad de la ciudad es la de un “espacio de acogida, tanto para las personas que aquí viven como para las que lo visitan, no importa su origen u orientació­n (...) El centro de Florida ha sido puesto a prueba como nunca antes. Nuestra respuesta, que viene del fondo del corazón, se va a reforzar cada día”, concluye el diario y llama a la “unidad”.

No obstante, el Washington Post es claramente menos optimista. El diario teme que la colusión en un atentado de “tres temas particular­mente propicios al debate y a la controvers­ia” —los derechos de los homosexual­es, el control de las armas de fuego y el terrorismo— divida aún más al país. “Desde el 11 de septiembre de 2001, ningún hecho volvió a unir de esa forma al país (…) Desde entonces, las catástrofe­s parecen empujar cada vez más a la derecha y la izquierda cada una a su lado, mientras que la confianza en las institucio­nes se deteriora”, se lamenta el Post en un artículo titulado “La nueva norma: cuando la tragedia golpea, los estadunide­nses se dividen”.

El diario alude a los análisis radicalmen­te diferentes formulados después de la matanza por los campos demócrata y republican­o, el primero abogando por un control reforzado de las armas de fuego, el segundo por una mejor regulación de la inmigració­n. También, continúa el Post, “ya no parece posible examinar, y menos aún llegar a un acuerdo sobre las causas y las soluciones” a tales dramas. “Así, las respuestas se embrollan, cuando incluso la próxima tragedia se aproxima.”

Esta división que el Post destaca es fuertement­e comentada en la prensa al día siguiente de la masacre. Y como después de cada matanza, el tema de las armas de fuego y su regulación resurge con fuerza. Tanto o más cuando, como destacan diversos medios, el fusil de asalto AR-15 utilizado por Omar Mateen es el mismo que sirvió para matar a 14 personas en San Bernardino, California, en diciembre de 2015; a 20 niños y seis adultos en una escuela de Sandy Hook, Newton (Connecticu­t) en 2012 y también a 12 espectador­es en un cine de Aurora, Colorado, el mismo año.

Esta arma “muestra por qué las leyes estadunide­nses sobre las armas acaban con las vidas de los estadunide­nses sin valor. Las leyes son una aberración”, escribe el New York Times. El autor del tiroteo masivo “demuestra que la mezcla de las ideologías de la organizaci­ón Estado Islámico y de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, el principal grupo de presión en favor de las armas de fuego en EU) es poderosa”, prosigue el Times sin exonerar al presidente Brarack Obama, criticado por su política exterior y su ausencia de reacción sobre la situación en Siria durante años.

Omar Mateen, al cometer esta masacre, pone, según el Times, “a Donald Trump en la Casa Blanca, a Gran Bretaña fuera de la Unión Europea, a Marine Le Pen en la presidenci­a de Francia y al mundo en una espiral descendien­te de violencia”.

“Gracias NRA”, escribe en su portada el New York Daily News, antes de dirigirse directamen­te a la organizaci­ón: “a causa de su oposición continua a la prohibició­n del fusil de asalto, los terrorista­s pueden legalmente comprar una máquina de matar y perpetrar la peor matanza de la historia de Estados Unidos”. m

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Duelo en Orlando.

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