Hillary contra el odio
La convención republicana de la semana pasada fue una especie de feria del horror. Fue un muestrario de las posibilidades del discurso del odio. En ocasiones se suele hacer poco caso a los calificados como “loquitos” de la política. Personajes con un discurso básico, casi elemental pero que apela a la emoción primaria, suelen ser menospreciados por la clase política, los académicos y opinólogos del momento. Y en muchas ocasiones son los que logran encausar movimientos de masas.
Los alarmantes discursos y consignas de Trump y sus seguidores son de espanto. El odio personalizado en Hillary Clinton hace pensar en un verdadero linchamiento. El grito que dominaba la convención fue el de “enciérrala”. Por supuesto, hubo quien en entrevistas pedía algo más: ejecutarla. Hubo un orador que aseguró que ella tenía contacto con lucifer. Alguno de los convencionistas entrevistado la describió como una “ama de llaves de Stalin”. Obama fue calificado como terrorista. Y Trump se erigió en “la voz” de todos ellos que quieren “recuperar” su país (las referencias las he sacado de este resumen periodístico de la convención para quedar helado http:// linkis.com/bluenationreview.com/XWyn7).
No será una campaña fácil para la señora Clinton, pero la vida no parece haberle sonreído todo el tiempo como para que se sorprenda de los adversarios republicanos que persiguieron a su marido hasta casi hacerlo salir de la presidencia. Hillary tendrá enfrente a un verdadero patán, un hombre sin respeto para sus semejantes, un racista persistente, misógino contumaz y obseso del triunfo. Trump no necesita argumentos, le bastan sus consignas, sus dicharachos, sus fórmulas contra el poder establecido (como si el multimillonario no fuera una viva estampa de ese poder). No será fácil enfrentar esa situación, no enfrenta a un político como los que Clinton está acostumbrada a resistir. Ella es una mujer que sabe de políticas públicas, que le gusta hacerlas, desarrollarlas, es una virtud como candidata, pero quizá por eso es una candidata fría, lejos de las emociones. Su adversario es un energúmeno, un furibundo que sabe convertir en pasión la frustración y los recelos de millones.
Los ataques personales a Hillary seguramente arreciarán en los próximos meses. El ataque personal ha tomado relevancia en las estrategias electorales en todos lados, pero específicamente en Estados Unidos es un eje importante para los electores. Aunque la votación parece ya dividida, la batalla por los votos puede llegar a ser brutal. Michael Ignatief —académico de talla internacional que buscó hace algunos años ser primer ministro de Canadá— menciona en sus memorias (Fuego y cenizas, éxito y fracaso en la política. Ed, Taurus) : “En la política de baja calidad que debemos soportar, el objetivo explícito del ataque es evitar el debate, para evitar los riesgos inherentes al libre intercambio de ideas. Una vez que has negado a la gente el derecho a ser escuchada, ya no tienes que refutar lo que dicen. Solo hay que ensuciar lo que son”.
Así, pues, será una elección en la que veremos a una mujer contra el odio. m