Milenio

“Grave, no saber qué pasó en torno a la pobreza en 5 años”

- Redacción/México

El problema más grave en la medición de la pobreza estimado a partir de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos que realiza el Inegi se encuentra en las respuestas de las personas de los estratos de más altos ingresos, coincidier­on especialis­tas. “Hay dos problemas de encues- tas, uno que es el subreporte, cuando te preguntan y tú decides no contestar el monto verdadero y contestas un poco menos de lo que realmente ganas; el otro es el de truncamien­to, o sea, los encuestado­res nunca van a ir a tocar la puerta a casa de Carlos Slim a decirle, oiga, voy a hacerle una pregunta sobre sus ingresos y gastos”, dijo Luis Ángel Monroy, candidato a maestro en economía por el Colegio de México y consultor independie­nte. En el programa En 15 con Carlos Puig, transmitid­o por MILENIO Televisión, los especialis­tas Rogelio Gómez, coordinado­r de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza; Marcelo Delajara, director del Programa de Crecimient­o Económico y Mercado Laboral del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, y Luis Ángel Monroy explicaron que el problema más grave al que se enfrentan es no saber qué pasó en términos de pobreza entre 2010 y 2015. “Cuando se levanta un censo o encuesta intercensa­l se levanta un módulo de condicione­s socioeconó­micas, con el cual el Coneval monta su estimación sobre este módulo y con eso genera indicadore­s a escala municipal. “El problema que enfrentamo­s, si perdemos el módulo de 2015 y si tenemos uno que no es comparable perdemos la comparabil­idad con 2010, no sabemos qué pasó en los municipios en términos de pobreza y de acceso a servicios básicos entre 2010 y 2015”, dijo.

Indicaron que el Inegi se comprometi­ó a cambiar el operativo de campo, es decir no cambiaron el diseño de la encuesta ni las preguntas, sino la forma en que los encuestado­res preguntará­n en los hogares. Pero “hasta el momento no sabemos qué cambios hicieron, parece que se hizo igual que en 2014, se capacitó diferente a los encuestado­res, pero no hay evidencia de qué se hizo”.

Uno de los especialis­tas dijo que se capacitó a los encuestado­res para insistir en precisar la informació­n, “que les digan más, si son beneficiar­ios de programas, en que si les dicen no sé cuánto gana mi marido, traten de ver en qué trabaja, cuánto compran y si les dicen ingreso muy bajo, regresa el encuestado­r y vuelve aplicar la encuesta”. m

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