Europa: desempleo, inflación y terrorismo
Centramos nuestra atención en la Fed, petróleo, China y, desde luego, Estados Unidos, por ser no solo la economía mundial líder, sino porque es nuestro principal socio. Por otro lado está el plano político, donde destaca la preocupación generada ante la posibilidad de que en EU pueda ganar un candidato incómodo en materia política, económica y cultural.
Hoy quiero platicarles de las dificultades que ha enfrentado y seguirá enfrentando el continente europeo, y como bloque más concreto la Unión Europea.
La reciente crisis en la que aún está inmersa inició en 2008 con la debacle hipotecaria en EU; resulta que la banca europea y muchos inversionistas, incluidas pensiones, fondos para el retiro y patrimoniales, se pierden o deterioran porque fueron grandes compradores de las llamadas “hipotecas subprime”, mismas que en su momento estaban calificadas como deuda AAA por las principales agencias mundiales.
El impago de esos instrumentos generó que la banca, muchas empresas y la población se sumergieran en una de las peores crisis económicas de su historia. La destrucción de riqueza, el desempleo y la ausencia de crecimiento los acompañan desde entonces; las tasas de crecimiento en Europa apenas son positivas y de manera marginal. En algunos países el desempleo sigue siendo mayor a 10 por ciento e incluso alcanza tasas de 25 por ciento y afecta a 50 por ciento de la población joven. La ausencia de inflación, o bien el fenómeno contrario llamado deflación, ha sido su principal consecuencia desde entonces; la mezcla de esos factores provocó la pérdida del poder adquisitivo y la ausencia de consumo, que se manifiesta en que los precios no mantengan equilibrio y bajen. El Banco Central Europeo lleva más de siete años buscando cómo promover algo de inflación y no lo logra. Resulta que como consecuencia del capitalismo y la globalización, además del libre tránsito de productos, mercancías y ciudadanos de la unión, ha aumentado la inmigración; en el caso de Europa la mayoría son musulmanes, ciudadanos comunes y corrientes, pero desafortunadamente también algunos con ideas extremistas.
Desde hace tiempo la ola de terror tuvo sus primeras manifestaciones, generada por Al Qaeda en Madrid, con el atentado en Atocha, luego otros en el Metro de Londres, y últimamente la organización denominada ISIS golpea a Francia con los ataques a la población, en conciertos y restaurantes, y recientemente la toma de rehenes en una iglesia francesa cerca de Rouen (capital de Normandía); lo ocurrido en Niza y, obviamente, sin olvidar lo sucedido en Alemania y en Mónaco. m