La fiesta que no quiso arruinar Alfredo Castillo
Además de mandarle algunas directas muy directas al presidente del Comité Olímpico Mexicano, en el discurso que precedió al abanderamiento de la delegación de atletas mexicanos que representarán al país en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, el titular de la Conade, Alfredo Castillo, literalmente presumió que se acudirá a este evento con el mayor número de competidores de la historia.
Pero ése, no necesariamente es un dato que deba de ensalzarse. Más que un análisis cuantitativo, se imponía en ese momento una valoración cualitativa. Pero Castillo prefirió explicarle al presidente Peña Nieto y a quienes lo escuchaban, que el resultado positivo o la medalla que al final espera la gente, no se podían garantizar.
Para ello, puso al menos tres ejemplos de grandes competidores que, siendo incuestionablemente favoritos, perdieron, o porque sus rivales se prepararon mejor o porque simplemente no tuvieron su mejor día.
Se agradecen las anécdotas, pero insisto en que hubiera preferido escuchar ese día las posibilidades que se tienen en cada especialidad en la que se competirá a partir del próximo 5 de agosto.
Quizás Alfredo, político al final de cuentas, no quiso jugar el rol del aguafiestas. Y menos con sus jefes ahí tan cerquita. La realidad es que serán unos Juegos Olímpicos muy duros para la delegación mexicana.
En triatlón debería de haber posibilidades con Crisanto Grajales; pero en clavados, contra la tradición, no será nada sencillo subirse al podio. Tampoco en taewondo… Quién sabe si en el tiro con arco… Y en futbol, los dirigidos por Raúl Gutiérrez, todos lo sabemos, pudieron haber ido mucho mejor preparados y reforzados que lo que al final se pudo presentar.
Quizá nuestros atletas necesitan que se les prometa y se les cumpla que se les va a dar todo lo necesario al inicio de los ciclos olímpicos y no el día en el que, a unas cuantas horas de partir, van a tomarse selfies con el Presidente de la República y otros funcionarios.