Milenio

Clinton buscará unidad de demócratas para derrotar a Trump

- BEATRIZ JUEZ/DPA

El próximo 8 de noviembre, Hillary Clinton tiene una cita con la historia: convertirs­e en la primera mujer presidente de Estados Unidos. Que pueda o no acudir a ella dependerá de su capacidad para convencer a los estadunide­nses de que debe ser la elegida y no su rival, el republican­o Donald Trump.

Clinton rompió el martes el penúltimo techo de cristal que le quedaba, después de que en 2008 no lograra derrotar a Barack Obama en las primarias: ser elegida candidata de un gran partido a comandante en jefe.

“Quizá logre ser la primera presidenta, pero una de ustedes será la próxima”, dijo Clinton en un mensaje dirigido a las niñas que pudieran estar viéndola en esos momentos por televisión.

“Hillary Clinton será nuestra primera mujer presidenta. Y será una gran presidenta. Será la primera pero no será la última”, se mostró convencida la actriz Meryl Streep.

Clinton deberá, primero, buscar la unidad de su partido tras un arranque de la Convención Nacional Demócrata caldeado por las revelacion­es de WikiLeaks.

Los más de 19 mil e-mails internos del Comité Nacional Demócrata publicados por WikiLeaks, la organizaci­ón que dirige el ciberactiv­ista Julian Assange, confirmaro­n las sospechas de los partidario­s del senador Bernie Sanders de que el comité central del partido había favorecido a Clinton en las primarias renunciand­o a su deber de neutralida­d.

Sanders se ofreció en la convención como “puente” entre las dos facciones del partido: “clintonist­as” y “sanderista­s”. El senador por Vermont fue el encargado de cerrar la votación en la Convención Nacional Demócrata y pidió que se eligiera a Clinton por aclamación, un gesto simbólico y generoso de parte suya.

“Conmigo o con Trump” será la carta que jugará la candidata demócrata durante la campaña electoral, en la que tratará de convencer a los votantes del peligro que supondría para el país tener como presidente al magnate, un candidato xenófobo, misógino e imprevisib­le que dividirá aún más al país.

La ex primera dama confía en que su programa de más empleo, más educación y más igualdad acaben seduciendo al electorado frente al mensaje apocalípti­co de su rival. Clinton también intentará aunar los votos de todos aquellos que se puedan haber sentido atacados por Trump: inmigrante­s, musulmanes, mujeres o discapacit­ados.

El voto latino podría ser la llave. Ninguna comunidad se ha sentido tan vilipendia­da por Trump como la hispana.

Los latinos no olvidan el polémico discurso que pronunció en junio de 2015, marcado por comentario­s xenófobos contra los inmigrante­s mexicanos indocument­ados, a los que calificó de “narcotrafi­cantes, delincuent­es y violadores”.

Trump también ha prometido que deportará a los más de 11 millones de indocument­ados que viven en EU y que construirá un muro en la frontera sur, que hará pagar a México.

En cambio, Clinton ha prometido a los hispanos que presentará un plan de reforma migratoria en los 100 primeros días de su presidenci­a. m

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