Por sus purititas pistolas
Es verdaderamente lamentable haber llegado hasta la última instancia para que la Comisión de Apelación y Arbitraje del Deporte (CAAD) resolviera con una suspensión provisional el Proceso Electoral de la Federación Mexicana de Charrería (Fmch), programado para el pasado miércoles 17.
Desde que se instaló el Colegio Electoral, con fecha 11 de julio, fue sumamente notorio el gran cúmulo de irregularidades aprobadas de muy buen grado y hasta con beneplácito por el Comisario de la Fmch, Esteban González Ortiz, también actual presidente del Colegio Electoral, irregularidades propuestas por Sergio Cuevas Alemán como representante del candidato Édgar del Bosque Amador, en perjuicio de la planilla de Leonardo Lito Dávila Salinas, al grado de cancelarle el registro por una supuesta firma falsificada, ya que sin ser expertos en grafología, y para inventar algún pretexto, se aventaron la puntada de dictaminar, juzgar y sentenciar al puro estilo por mis pistolas.
Todo este proceso plagado de irregularidades fue aceptado por Del Bosque Amador, quien el pasado 17 de agosto, día en que se suspendieron las elecciones, hizo público un comunicado, utilizando los logotipos de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) y de la Fmch, donde reconoce a estas instituciones como autoridades deportivas. Por otro lado, dice que confía en la transparencia, manifestándoles respeto… ¡Híjole!, de verdad no sé cómo llamarle a su actitud, ya que mientras todo estuvo malintencionadamente a su favor y sus contlapaches hacían lo que querían con el mínimo respeto hacia toda la charrería federada, nunca se hizo presente y permitió todas esas acciones que por supuesto le beneficiaban.
Desafortunadamente para Édgar del Bosque todo cayó por su propio peso y seguramente le dejarán consecuencias a un costo muy alto, tanto en el aspecto personal como en el empresarial, el deportivo y social, y si no, como dice un amigo, al tiempo.
El jaloneo de este proceso electoral para el cuatrienio 2016-2020 se vio muy enturbiado gracias a las maniobras y habilidades del prosecretario de la Fmch y representante de Édgar del Bosque, Sergio Cuevas Alemán, quien, dicho por él mismo, ha estado presente en siete elecciones, es decir 28 años, y de manera muy creativa movía los estatutos a su conveniencia, ya que en años anteriores lo único que los charros querían era charrear y no se involucraban en los procesos, y como ‘en tierra de ciegos el tuerto es rey’, pues Cuevas Alemán la tenía libre, pero afortunadamente todo cambió para el bien de la charrería, ya que hoy día los medios especializados, las redes sociales y los mismos charros han mantenido una actividad en beneficio de esta comunidad.
Si todo lo anteriormente expuesto es grave, más aun es que González Ortiz avalaba y fomentaba estas acciones que lo favorecían, imponiendo sus condiciones, colocando a ciertos elementos dentro de la Fmch; en este caso, en la planilla de Édgar del Bosque tanto el secretario general, como el tesorero y el comisario, son gente de su confianza y le proporcionarían el control para maniobrar y dirigir a distancia las acciones del Consejo Directivo.
Estas actitudes no son nuevas, pues en el cuatrienio 1996-2000, del entonces presidente Javier García Sánchez, uno de los mejores dirigentes, Esteban González fungía como tesorero y renunció a los dos años por razones desconocidas, para que los siguientes dos años se encargara de hacerle la vida de ‘cuadritos’, mal informando a la comunidad charra a través de un diario deportivo, y fue peor cuando al término del cuatrienio, mediante mañas, trueques y componendas, impuso como presidente a Jorge Rivera Castañeda desconociendo el triunfo de Roberto Dieguez, y su mero cuate, el teniente coronel Alonso Pérez González, entonces titular de la Confederación Deportiva Mexicana (Codeme), avaló y dio fe como si eso hubiera sido legal.
Esta forma de actuar es nefasta y retrograda para la charrería, así que debe terminar, ya que no se puede seguir dañando a una institución que es de toda la familia charra y no de tan solo unos cuantos.