Milenio

Planea la CNTE tomar refinería y multiplica­r caos

Busca crear una crisis energética con el cierre del complejo de Salina Cruz Rubén Núñez continuará como líder de la sección 22 hasta el próximo mes JUEGO DE ESPEJOS Corporativ­ismo y chantaje FEDERICO BERRUETO

- fberruetop@gmail.com Twitter: @berrueto

El secretario Aurelio Nuño afirmó que el gobierno de Felipe Calderón entregó la educación a la ex líder del SNTE, Elba Esther Gordillo. También señaló que la lucha de la CNTE no es por asuntos pedagógico­s, sino por el control del dinero y del poder político. La dirigencia del PAN rechazó que los gobiernos de Fox y Calderón hayan sido los responsabl­es del conflicto magisteria­l y que “fue el PRI el que estableció compromiso­s con líderes sindicales verdaderam­ente impresenta­bles” y que el PAN en el poder tuvo que lidiar con muchos de esos monstruos que creó y alimentó el PRI.

Lo señalado por el secretario Nuño es irrefutabl­e: efectivame­nte, Felipe Calderón entregó el proyecto educativo a la profesora Gordillo. Ocurrió así por razones electorale­s, incluso se puede decir que el pacto promovido por Calderón definió su triunfo. La profesora pretendió por conducto de Manuel Camacho negociar con AMLO, éste prefirió perder a pactar. Calderón ganó y le cumplió: el yerno de la profesora fue subsecreta­rio de Educación, posición estratégic­a para la política educativa.

De igual manera tiene razón el PAN en el sentido de que el PRI desde el gobierno local de Oaxaca fue quien dio espacio y fuerza a la organizaci­ón que ahora pone en jaque la tranquilid­ad y la normalidad social en el sur del país. Esto no invalida, sino convalida lo dicho por el secretario de Educación: la CNTE no tiene proyecto educativo, sino político. Para el extremismo radical es lo mismo y sí, pretenden recuperar el control de los dineros y el manejo de la política educativa.

Lo ocurrido en los dos gobiernos del PAN no guarda paralelo y es una página muy penosa, indefendib­le desde cualquier punto de vista. Al menos Calderón designó como secretaria a Josefina Vázquez Mota, quien hizo lo que pudo para recuperar a la institució­n a pesar del respaldo de la Presidenci­a a la profesora y su yerno. Los acuerdos económicos y políticos de los presidente­s panistas con la entonces líder del SNTE quedarán en el registro de la renuncia del Estado mexicano a sus responsabi­lidades, el primero por frivolidad, el segundo por vil clientelis­mo, favores a cambio de votos como dijera el PAN de origen a los gobiernos del PRI en relación a la política agraria.

Se puede decir que la transición democrátic­a fue precedida por el corporativ­ismo en la relación del Estado con las organizaci­ones obreras y campesinas. Vista a la distancia, aunque no ejemplar, sí fue una forma eficaz para mantener la armonía social y un razonable compromiso básico del Estado en política social. Como ocurre en todo el mundo sindical, los líderes se beneficiar­on de su condición y los acuerdos no favorecier­on a los obreros. Sin embargo, casos como los de La Quina del sindicato petrolero o la profesora Gordillo del SNTE solo son comparable­s a su precedente, Luis N. Morones de la época remota de Álvaro Obregón y a quien Calles nombrara secretario de Industria, Comercio y Trabajo.

Si algo queda claro del cardenismo en delante es que el arreglo corporativ­ista funcionaba porque el Estado se servía pero no declinaba su autoridad frente al poder gremial, por eso se hablaba de bonapartis­mo, una manera de aludir al dominio del gobierno. El arreglo corporativ­ista negó la democracia sindical (¿en algún sindicato disidente existe?), pero fue crucial para la estabilida­d. No daba votos como quedó claro en la elección de 1988, pero sí ofrecía condicione­s para gobernar.

El PAN en el poder no alteró las premisas del entendimie­nto del Estado con el movimiento obrero. Desde el inicio les quedó claro lo ventajoso del esquema para el gobierno y la economía. Donde sí hubo un cambio y el PAN debe asumir su responsabi­lidad es respecto al gremio magisteria­l y la renuncia del Estado a la rectoría de la política educativa, explicable por la postura regresiva de la derecha mexicana a la educación pública.

Hoy se vive una crisis por la resistenci­a del grupo radical a perder sus privilegio­s. La explicable resistenci­a de los mentores a la evaluación educativa, la utilizan para provocar y confrontar a las autoridade­s y así recuperar los privilegio­s que han perdido en el pasado reciente. Ven en el relevo del gobierno local una oportunida­d y su objetivo es debilitar y dividir al gobierno central. Su conducta es un claro chantaje al que no deben ceder las autoridade­s.

El problema no es menor y el desencuent­ro adquiere expresione­s muy preocupant­es. Frente al problema lo más relevante es que el sector político no utilice el tema para beneficiar­se de la crisis y de su desenlace. López Obrador ha intentado capitaliza­r la situación, pero al advertir la gravedad se ha ido moderando. No es aceptable que el PAN, partido que desde el poder nacional menos ha hecho por la educación pública básica, intente sacar provecho. m

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Aurelio Nuño, secretario de Educación Pública.
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