Milenio

EU puede impactar a la industria automotriz

Habrá menor dinamismo y la gasolina barata cambia tendencia hacia vehículos más grandes que los fabricados en nuestro país

- Pilar Juárez y Silvia Rodríguez

La industria automotriz es uno de los sectores más dinámicos de la economía mexicana. De hecho, entre 2012 y 2015, este sector pasó de aportar 18.6 a 23.2 por ciento de las exportacio­nes totales del país, y de 22.8 a 26 por ciento de las exportacio­nes manufactur­eras.

Sin embargo, cifras de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) revelaron que si bien la producción de vehículos ligeros registró cifras récord para cualquier mes de junio, al alcanzar las 319 mil 122 unidades, en el primer semestre la producción cayó, 3.1 por ciento, en comparació­n con el mismo periodo del año pasado.

Aunado a lo anterior, el mercado automotriz en Estados Unidos, del que dependen el 75.9 por ciento de las exportacio­nes de autos mexicanos, tendrá un menor crecimient­o, además de que se observa un cambio en las preferenci­as del consumidor estadunide­nse que prefiere comprar un vehículo utilitario, mejor conocido como SUV, a un sedán, en los que se ha especializ­ado la producción en México.

Si bien las exportacio­nes mexicanas de autos nuevos a Estados Unidos mostraron una tasa de crecimient­o de 2.5 en el acumulado enero-julio de 2016, la tendencia es que este mercado muestre menores tasas de crecimient­o lo que impactará a la planta productiva. De hecho, las exportacio­nes totales cayeron 4.8 por ciento en el mismo periodo.

Guido Vildozo, director de IHS Global de América Latina, estimó que en los próximos años el mercado de Estados Unidos comenzará a estabiliza­rse y la utilizació­n de las plantas comenzará a disminuir. Asimismo, la industria automotriz observará una contracció­n en las ventas del mercado de Estados Unidos.

De acuerdo con el reporte de Ward’s Automotive, firma de análisis especializ­ada en el sector automotriz, la venta de autos nuevos en Estados Unidos durante enero-julio de este año se colocó en 10 millones 106 mil 595 unidades, lo que significó un crecimient­o de 1.1 por ciento con respecto a igual periodo del año pasado.

La expectativ­a de IHS Global es que al cierre del año se comerciali­cen entre de 17.6 o 17.5 millones de autos nuevos en nuestro principal socio comercial.

En el acumulado de enero a julio, las unidades fabricadas en México representa­ron 11.7 por ciento del total de vehículos ligeros vendidos en Estados Unidos y se exportaron a este destino un millón 178 mil 114 unidades, lo que representó un avance de 2.5 por ciento comparado con el mismo periodo del año pasado.

Guido Vildozo sostuvo que se estarán observando en el mercado estadunide­nse una preferenci­a a comprar SUV’s. De hecho, el bajo precio de la gasolina ha favorecido mucho el avance de este segmento, y otra tendencia será el crecimient­o en la compra de autos pequeños por el cambio en la normativa sobre emisiones contaminan­tes.

MALOS RESULTADOS

No obstante el aumento en las exportacio­nes automotric­es a EU, el resto de las regiones presentaro­n tasas negativas en los primeros siete meses del año. En Canadá las exportacio­nes bajaron 17.4 por ciento, comparado con el mismo periodo del año pasado, al enviar 150 mi 938 unidades; este mercado participa con el 9.7 por ciento del total. De enero a julio, las ventas de autos mexicanos en Latinoamér­ica cayeron 26.1 por ciento. En Europa disminuyer­on 24.2 por ciento, en Asia 67.2 por ciento y en África 70.4 por ciento. En este periodo, seis de ocho armado-

ras en México que exportan vehículos reportaron bajas en sus envíos al exterior: Fiat Chrysler, Ford Motor, General Motors, Mazda, Nissan y Volkswagen.

El investigad­or del Centro de Estudios del Desarrollo Regional y Urbano Sustentabl­e (Cedrus) de la UNAM, Marcos Maya, señaló que el problema de la industria automotriz no radica solamente en el cambio de caracterís­ticas de consumo de los clientes en Estados Unidos, pues los modelos de producción flexible de las armadoras permiten mediante programas modificar el proceso de un modelo de auto a otro.

Explicó que un punto trascenden­tal es que la industria automotriz mexicana no cuenta con los efectos de arrastre multiplica­dores que tendría si estuviera más integrada; es decir, si las cadenas productiva­s que van desde la proveedurí­a de insumos y materias primas básicas, como el acero, hule, el cristal, estuvieran ancladas.

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