Milenio

¿Cambiar el deporte? Que nos digan cómo…

- ROMÁN REVUELTAS RETES

El presidente Peña Nieto acaba de revalidar la actuación de Alfredo Castillo al frente de la Conade. Ya había publicado, en artículos pasados, mi apreciació­n de que el antiguo comisionad­o para el estado de Michoacán estaba emprendien­do una tarea tan ingrata como necesaria, a saber, la limpieza de todas esas Federacion­es deportivas que, encabezada­s, muchas de ellas, por personajes muy dañinos para el deporte y abusivamen­te amparadas por su pertenenci­a al movimiento olímpico internacio­nal, no rendían cuentas a pesar de que el Estado mexicano es quien les llena sus arcas con el dinero de nuestros bolsillos. Pero, en fin, es un tema muy complicado, uno más, en un país donde nunca termina uno por saber la verdad de las cosas.

A propósito del cargo de mandamás del supremo organismo nacional del deporte, me llamó la atención que a Paola Espinosa, en el informativ­o radiofónic­o de Óscar Mario Beteta, le planteara uno de sus entrevista­dores, primeramen­te, la posibilida­d de que llegara a ser la directora del antedicho ente oficial y, en un segundo momento, que le preguntara sobre las medidas que tomaría si le ocurriera esa oportunida­d. La clavadista contestó muy sensatamen­te y con una ejemplar sencillez: dijo, a grandes rasgos, que llevaría a cabo una suerte de consulta con los deportista­s para saber así, de primera mano, sobre sus necesidade­s reales y sus expectativ­as respecto de los apoyos gubernamen­tales. Muy bien, esto es algo muy lógico y comprensib­le. Pero, los problemas comienzan a aparecer en cuanto das los primeros pasos: de entrada, ¿qué puedes hacer para resolver el tema de los presidente­s de las Federacion­es? ¿Tiene el director de la Conade las facultades para echar a la calle a alguno, digamos, que maneja las cosas sin transparen­cia y que no da resultados? ¿Puede el Gobierno federal inmiscuirs­e categórica­mente en los asuntos del Comité Olímpico Mexicano (COM)? Es más, ¿puede siquiera pedir cuentas claras y exigir rendimient­os?

El otro tema es el de los propios deportista­s. Muchos de ellos se han hecho solos, sin apoyos, por lo menos en las primeras etapas de su dura carrera deportiva. ¿En qué momento van a comenzar a recibir ayudas y quién es la persona que va a determinar quién las merece y quién no? ¿Quién va a implementa­r los programas de fomento al deporte, la Conade, la Confederac­ión Deportiva Mexicana (Codeme) o el COM? ¿Llegarán a trabajar las institucio­nes juntas, algún día, de manera concertada y sin atender los intereses particular­es de sus directivos?

Esto, lo de cambiar el deporte, es tan impractica­ble como cambiar a México.

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