Milenio

HASTA EL FIN DEL MUNDO

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l verdadero llamado llegó a los 19 años para Carlos Santamaría. Una vida como deportista amateur de élite en el taekwondo bajo el tutelaje del entrenador Ireno Fargas se convirtió en un lindo recuerdo cuando descubrió la bici.

El nativo de San Luis Potosí podía abandonars­e en la soledad de los caminos, solo él y su bicicleta, enfrentand­o problemas que jamás pensó, obligado a resistir el hambre y la sed con una enfermiza voluntad: la de llegar. Desde el calor asfixiante de los desiertos hasta las nieves perpetuas de los Andes que siguen sin dejarlo dormir, Carlos abrazó el ciclismo de fondo, las distancias de 400 kilómetros pronto parecieron poco y se buscó un reto mayor. Ahora, Carlos pasó a la historia al imponer un nuevo Récord Guinness y atravesar el continente americano de Anchorage, Alaska, a Ushuaia, Tierra del Fuego, en solo 117 días con cinco horas, un reto que lo ha dejado lesionado y en un sabático meditando y reuniendo fuerzas para lanzarse a los caminos otra vez. “Me codeé con los más grandes, con María Espinoza y con Guillermo Pérez. Por azares del destino me topé con la bicicleta”, resume, como si otra vida hubiera comenzado para él. Ahora mismo, Carlos divide su tiempo en buscar el elusivo nombre para el libro que escribe, que documenta su travesía y da pláticas a adolescent­es con poca voluntad. Sin duda a él le sobra.

Cuéntanos un poco sobre este récord.

Consiste en cruzar desde Alaska y hasta Argentina en bicicleta en el menor tiempo posible, y cuando hablo de Alaska me refiero a la costa norte y cuando hablo de Argentina, me refiero a Ushuaia, la última ciudad, el fin del mundo. Esta marca estuvo desde los noventa, empezó en tresciento­s y tantos días, se fue acortando hasta que en 2009 un escocés (Scott Napier), lo dejó en 125 días, y finalmente yo lo dejé en 117 días y cinco horas.

¿En qué forma te sorprendió el camino?

Es malo pensar que el récord se trataba solo de pedalear, abarcaba muchos días, y uno pasa por muchas cosas que no contemplab­a, como por ejemplo, cuando llegué a las montañas yo nunca había visto la nieve y cuando llegué a ella me di cuenta de que estaba contra mí, porque te hace consumir calorías a lo bestia, en dos semanas perdí seis kilos. Luego, también, cuando llegué a Colombia, son altimetría­s grandísima­s; aquí en México no tenemos ese tipo de subiditas, sí las contemplab­a, pero no había tenido oportunida­d de sentir ese tipo de pendientes.

¿Cuál fue la etapa más ardua?

En Perú también fue muy desgastant­e, había zonas de 200 kilómetros sin ninguna tienda y pues yo iba solo, sin vehículo de apoyo, de Alaska a Panamá sí traía vehículo de apoyo y después por circunstan­cias económicas ya no pude costearlo; entonces, pasé mucho tiempo sin una gota de agua ni comida. Y luego también en el desierto de Atacama, fue muy complicado. El frío es una parte difícil, porque yo nunca había visto nieve, es difícil que en San Luis Potosí entrenara en la nieve, y en Colombia me dio una infección, diarrea, entonces, tener que subir esos caminos enormes y enfermo fue de lo peor, pero no me podía detener, estaba atrapado en un récord. En Argentina, ya cuando estás llegando a Ushuaia, el viento estaba muy fuerte, y entendí porqué en ese país hacen mucha referencia al viento, hay una estación de radio que se llama Radio los Vientos, la botella de agua tiene una etiqueta, Agua el viento, en fin, el viento está muy presente en esos lugares.

¿Cómo fueron los últimos kilómetros de esa aventura?

Mi ruta pasó por Chile e ingresé Argentina por un lugar que se llama Villa Angostura, por la famosa ruta 40, ya después a lugares en el verano argentino, que es superfrío, son 10 grados centígrado­s, a veces hasta 6. Era más frío.

¿Lo siguiente es atravesar África?

La gente me pregunta ‘ya se te acabó, ¿qué vas a pedalear a continuaci­ón?’, ya no hay tantas oportunida­des para pedalear. Récords Guinness también avala la vuelta al mundo en el menor tiempo posible, éste es un reto que quiero dejar a futuro, por lo pronto quedé… Ahora sí que deporte en exceso hace daño. Tengo lesiones en los dedos del pie y entonces no me permite hacer ejercicio como antes lo hacía, por ahora estoy escribiend­o un libro de todas mis aventuras, todo lo que implicó antes de empezar, el récord y lo que está pasando después, hoy en día doy pláticas a los jóvenes para que se motiven, no solo a los chavos, también a los adultos, nunca es tarde para recibir un poco de motivación.

¿Cuál es el título tentativo para tu libro?

¿Titulo tentativo para el libro?, es la primera vez que me hacen esa pregunta. No sé, quizá, puede ser… Kilómetro cero, porque quiero que mi libro vaya del kilómetro cero, hasta el 22 mil 709, que es lo que duró mi travesía.

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