¿Última llamada para La Volpe?
No puedo casi imaginar una profesión con parecido nivel de estrés e incertidumbre. Pero, ahí está, ahí lo tenemos —en el ámbito deportivo— al oficio más ingrato y estresante del mundo (bueno, de este hemisferio o, en todo caso, de nuestro subcontinente, porque en el Reino Unido a los entrenadores de los clubes de futbol los mantienen al frente durante décadas enteras): director técnico de algún equipo de la Liga MX.
No hay clemencia, no hay perdón, no hay paciencia alguna: pierdes, digamos, cinco partidos de una tacada y, pum, llegas al entrenamiento del lunes y te dicen que ya no, que ya no eres el jefe. O, en el mejor de los casos, cuando los dueños son amables y educados, te avisan vía telefónica desde un día antes. Naturalmente, te toca una muy buena compensación económica por la ruptura anticipada de la relación laboral pero de cualquier manera es muy dolorosa la circunstancia. Pregúntenle a Nacho Ambriz cómo se siente precisamente en estos momentos, siendo que el hombre aspiraba todavía a conquistar el título, ni más ni menos. Y, bueno, si no llevaba a su equipo a la gran etapa final, a ese torneo corto llamado Liguilla —o si, una vez clasificado el América entre los ocho menos peores de la competición, que no lograra colarse a una semifinal o que perdiera la final de finales— pues entonces ahí sí, que lo despidieran, que le dieran las gracias sin mayores ceremonias ni reconocimientos. Pero, digo, no ahora, oigan, cuando todo estaba todavía por hacer (claro, si te olvidas de ese pequeñísimo punto oscuro que significó la devastadora derrota contra el rival histórico en los mismísimos momentos en que el equipo de Coapa celebraba su centenario), no ahora, lo repito, cuando nada estaba todavía fatalmente sentenciado.
Pues no. No le dieron la oportunidad al antiguo defensa de la Suprema Selección Nacional de Patabola de Estados Unidos (Mexicanos). Y quien llega ahora es ni más ni menos que Ricardo La Volpe, un tipo que a mí en lo personal me cae muy bien y a quien le he admirado su desempeño con un Tri que, en mi opinión, ha exhibido su mejor futbol con el argentino al mando.
En fin, ya veremos si sigue el vals de entrenadores. O, mejor dicho, el juego de las sillas musicales. Es extraño que, habiendo tan pocos, echen a la calle a tantos. Pero, así son las cosas, en nuestro futbol.