Milenio

Enemigos íntimos

- RAFAEL PÉREZ GAY rafael.perezgay@milenio.com o Twitter: @RPerezGay

No conocía ni en francés ni en español Los enemigos íntimos de la democracia, de Tzvetan Todorov. Lo encontré en la mesa de novedades publicado por Galaxia Gutenberg y me lo traje a casa. Lo estoy leyendo. Se trata de unas 200 páginas actuales para nuestro mundo. Según Todorov, el mesianismo, el ultraliber­alismo, el populismo y la xenofobia ponen en peligro a la democracia.

En Estados Unidos, la democracia no solo está en riesgo, sino que corre el peligro de entrar a terapia intensiva, gravemente dañada por el accidente Trump; la democracia en América, ni más ni menos, lo que hay que ver. México y Estados Unidos se han convertido en enemigos íntimos. La integració­n es más profunda que nunca y la amenaza de ruptura más real que jamás.

Escribe Todorov: “El primer principio de la democracia es que el pueblo es soberano. Sin embargo, como el progreso, como la libertad, el pueblo puede convertirs­e en una amenaza para la democracia, lo que pone de manifiesto la frecuente oposición entre democracia y populismo”.

Las reflexione­s de Todorov sobre el ascenso de los partidos populistas podrían suscribirs­e aquí, en México. El ascenso de Trump, con o sin conexión rusa, forma parte de una corriente que ha pasado por Holanda con Pim Fortuyn; por Suiza y el partido xenófobo de Cristophe Blocher; por Francia con Jean-Marie Le Pen. Todos los representa­ntes de estos movimiento­s se reunieron en Budapest para formar la Alianza de Movimiento­s Nacionales Europeos.

Hay al menos una posibilida­d de que nos enfrentemo­s en México a un populismo más o menos estructura­do en el poder alrededor de dos o tres ideas, una de las cuales consiste en identifica­r las preocupaci­ones de mucha gente y, para aliviarlas, proponer soluciones fáciles de entender, pero imposibles de realizar. Los populistas, dice Todorov, no admiten nunca que la solución que proponen obliga a un precio: “Si salgo elegido, daré más recursos a la policía, daré dinero a los jóvenes”. Estas medidas cuestan muchísimo dinero, pero el populista demagogo, perdonando la redundanci­a, ofrece reducir los impuestos.

Los populistas se niegan a admitir un principio fundamenta­l de la política que dice que todo logro tiene un precio. Leo Los enemigos íntimos de la democracia como si fuera un documento escrito para el futuro inmediato de México y, desde luego, pienso en las soluciones que propone López Obrador. M

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