A Calderón le negaron la entrada a Cuba para asistir al aniversario luctuoso de su amigo Oswaldo Payá. Para que no se quede con las ganas de unos mojitos, aquí le decimos cómo acceder a la isla caribeña, haiga sido como haiga sido. ¡Vamos, Felipe!
En una copia del Granma, que es el Arca de Noé para los hijos de la revolución. Solo tiene que desempolvar su traje de
Beto El recluta y llegar a la isla como lo hicieron los barbones en 1956. Si pudo Fidel, ¿por qué él no?
En modo balsero, una técnica pulida por miles de disidentes que escaparon de la dictadura castrista. Nomás tiene que conseguir una cámara de camión y ponerse repelente antitiburones del imperialismo yanqui.
En un helicóptero que le preste el ex director de Pemex, Emilio Lozoya, quien sabe de viajes, ya que en 2015 gastó 64 millones de pesos en traslados aéreos.
Al estilo medieval. Consiste en ser proyectado por una catapulta ubicada en la costas de Cancún, pero antes de volar a Cuba deberá tomarse un shot de tequila (como los que él mismo asegura que toman los springbreakers) para agarrar valor.
Si no dejan entrar al ex presidente por miedo a que se exprese de Cuba como Trump habló de México cuando vino a Los Pinos, Jelipe tendrá que acudir al engaño disfrazado de Mick Jagger y cantando “El hijo desobediente”.