El carnaval de Río, fiesta con sus propias reglas y lenguaje
En Brasil hay una compleja mecánica que rige el desfile de escuelas de samba; aquí la guía para comprender la dinámica del festejo
rainha da bateria
Escuelas, blocos, abrealas, baterias, passistas y puxadores son apenas unos cuantos términos del lenguaje propio del carnaval de Río de Janeiro, que comenzará el próximo viernes y se extenderá hasta el 1 de marzo.
El carnaval comienza con la entrega de las llaves de la ciudad al Rei Momo, el “dueño” de la fiesta. Un personaje de la mitología griega alegre, afable, de buena conversación y gordo. Tiene una corte formada por la Rainha do carnaval y varias princesas.
El gran espectáculo se desarrolla en Marqués de Sapucaí, avenida en la que en 1984 se inauguró el Sambódromo, una recta de 700 metros rodeada de gradas. Diseñado por Oscar Niemeyer, este tiene capacidad para 75 mil espectadores.
El desfile corre a cargo de las escuelas de samba. Hay decenas en Río, pero solo un puñado desfilan en el Sambódromo, donde se dividen en dos categorías: Grupo Especial, que es la máxima categoría, con 12 agrupaciones que desfilarán las noches del domingo y el lunes, y el Grupo de Acceso, que es la segunda división del carnaval carioca.
Cada escuela tiene un carnavalesco, que es el ideólogo de todo el desfile, desde el tema, hasta los disfraces y los carros alegóricos, para crear el ambiente de fiesta. Los desfiles se dividen en varias secciones; entre las más importantes la baiana, de mujeres vestidas con las tradicionales ropas del estado de Bahía, o la mirim, integrada por niños.
Fundamental es la bateria, la orquesta de la escuela, que cuenta con entre 250 y 300 músicos. El sector más importante es la percusión, que se vale de instrumentos como la cuica, un tambor de metal introducido en Brasil por los esclavos que se toca tirando de un palillo de bambú; el tamborim, que marca el ritmo de la samba, la batucada o el cucumbi, y el reco-reco, similar a un raspador.
El desfile se abre con la portabandeira acompañada del mestre sala de la escuela y da paso a la comissão de frente, compuesta por entre 10 y 15 personas que realizan una coreografía.
Después avanzan los passistas, que suelen ser mujeres con fantasías (disfraces) minúsculas, seguidas del puxador, el líder de ala de músicos, y de la rainha da bateria, la musa de la escuela de samba, una actriz famosa.
La escuela tiene también sus destaques, bailarinas con espectaculares vestimentas que llaman la atención sobre el resto, y su velha guarda, formada por viejos sambistas que suelen desfilar con ropas de gala y sombreros panameños.
El objetivo es ganar el carnaval y convencer a los 40 jueces, quienes, divididos en diez grupos, puntúan la actuación de las escuelas. Las notas, del 1 al 10, suelen ser muy polémicas, porque oscilan por apenas décimas, generalmente a partir del 9.5.
El jurado se reúne el 1 de marzo y anuncia los resultados. Pero el carnaval de Río no se limita al Sambódromo: los blocos (comparsas) se encargan de animar la celebración en las calles y arrastran a miles de personas al ritmo de las marchinhas. m
La ciudad cuenta con decenas de escuelas de samba, pero solo las mejores participan