SHCP y Banxico, sin camisa de fuerza
Las autoridades financieras del país se quitaron la camisa de fuerza. Lanzaron un esquema de coberturas para las instituciones financieras, que al final representa una señal muy positiva para los mercados y para el comportamiento del peso frente al dólar.
La verdad es que ¡se tardaron! Y lo peor es que ¡salió carísimo!
La volatilidad hizo que se destinaran alrededor de 50 mil millones de dólares —en el último año y medio, según cálculos extraoficiales— para medio frenar la depreciación del peso o, más específicamente, para paliar el traspaso de la depreciación de la moneda al índice de precios al consumidor.
Además se elevó la tasa de interés de referencia de Banxico en 3.25 puntos en los últimos 12 meses.
Hay que reconocer que la Comisión de Cambios, integrada por el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, y el gobernador de Banxico, Agustín Carstens (más dos subsecretarios y dos subgobernadores) no tenían mucho margen para actuar.
Las herramientas con las que venían contando son básicamente dos: 1.- La inyección de dólares a través de ventas discrecionales en el mercado, y 2.- La elevación de las tasas de interés.
Los sofisticados esquemas de especulación en los mercados muy pronto le tomaron la medida a Banxico que, el año pasado, tuvo que eliminar la predecibilidad de las subastas de dólares.
Frente a las actuales circunstancias, en las que el presidente de EU busca renegociar el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, más las políticas fiscales, además de la potencial alza de tasas de interés de la Fed, lo más probable es que se extenderá la volatilidad hasta que se tenga una mayor definición sobre estos temas.
Todavía es muy buen momento para utilizar medidas alternas que mitiguen, a un menor costo, las presiones inflacionarias derivadas de la depreciación del tipo de cambio del peso frente al dólar. ¡Al tiempo!