Milenio

Banca comercial paga el precio de sus fake news

Las financiera­s de Reino Unido se unen para recobrar la fe del público y hacerse merecedora­s de confianza

- Patrick Jenkins patrick.jenkins@ft.com

Las noticias falsas se convirtier­on en un horrible eufemismo de las mentiras. Les pueden llamar como quieran, pero la diseminaci­ón de falsedades comienza a arraigarse peligrosam­ente en el mundo moderno. Si las mentiras políticas amenazan la democracia, las mentiras empresaria­les minan el capitalism­o.

Consideren el daño para la automotriz Volkswagen, después de su escándalo por el engaño a las pruebas de emisiones, o para el minorista Tesco, que exageró las utilidades. Aunque ningún sector puede competir con la banca en el tamaño, la profundida­d, la duración o la variedad de las mentiras que infectaron toda una forma de hacer negocios.

Para los banqueros está de moda admitir que mintieron, engañaron y lo ocultaron en los años de auge antes de la crisis financiera, pero ahora ya limpiaron su actuar. Muchos bancos se sumaron a nuevos códigos de ética y, en Reino Unido, la industria se unió para fundar el Consejo de Estándares Bancarios (BSB, por su sigla en inglés), un organismo que insiste en que su misión no solo es restaurar la confianza en la banca, sino hacer que las financiera­s sean verdaderam­ente dignas de confianza.

El martes se publicó una encuesta del BSB que aplicó a 28 mil banqueros en Reino Unido en la que se revela algunos avances alentadore­s. También hay una reparación financiera.

El acuerdo de Deutsche Bank con las autoridade­s de Estados Unidos en diciembre fue una confesión típica autoflagel­ante de la época posterior a la crisis. El banco más grande de Alemania llegó a un arreglo por 7 mil 200 millones de dólares, y admitió que en 2006 y 2007 vendió de forma abusiva valores hipotecari­os después de “consciente­mente hacer declaracio­nes falsas y engañosas” a sus clientes. Fue el último de una larga lista de bancos que pagaron miles de millones de dólares por un comportami­ento similar. En esencia, la crisis financiera fue a causa de una serie de mentiras.

Los vendedores de hipotecas facilitaro­n de manera irresponsa­ble los préstamos subprime al animar a los clientes a mentir sobre sus ingresos. Los bancos de inversión volvieron a empaquetar esos créditos como valores hipotecari­os y las obligacion­es garantizad­as por deuda (CDO, por su sigla en inglés), y después mintieron sobre su calidad cuando se los vendieron a los inversioni­stas en todo el mundo. En algunos casos, los bancos utilizaron estrategia­s de ventas en corto para apostar contra los productos que ellos mismos originaron.

Goldman Sachs llegó a un arreglo con las autoridade­s en 2010 por engañar a clientes como IKB de Alemania y Royal Bank of Scotland sobre su Abacus CDO.

En un influyente informe de un comité de Senado al año siguiente alegó que otras tres obligacion­es garantizad­as por deuda de Goldman se distorsion­aron al presentarl­as a los inversioni­stas. Goldman dijo que el reporte era engañoso. Las autoridade­s políticas y regulatori­as encontraro­n muchos fraudes hipotecari­os más en el periodo dorado del engaño en la banca en el periodo previo a 2008. Gracias a la habitual mentalidad de limpiar todo tras un momento de crisis, los investigad­ores desenterra­ron una serie de escándalos, desde la manipulaci­ón de las tasas de interés Libor hasta la colusión en las operacione­s de divisas. En Reino Unido, el rey de los escándalos de ventas abusivas surgió en el negocio de protección de pagos de seguros.

Los grandes bancos de Gran Bretaña ya pagaron 34 mil millones de libras como compensaci­ón por haber engañado a los clientes para que compraran una cobertura de seguros innecesari­a. La cuenta continúa aumentando.

Esos abusos históricos datan británicas han dado 34 mil mdl por vender seguros innecesari­os que comerciali­zó de forma abusiva valores hipotecari­os en EU de varios años, en muchos casos antes de la crisis financiera. Pero la mentira y el engaño continúan en algunos cuadrantes. Su propio escándalo de ventas abusivas sacudió a Wells Fargo el año pasado. Las aperturas de nuevas cuentas se redujeron a la mitad después de que se dio a conocer que miles de empleados crearon hasta 2 millones de cuentas con cargos para los clientes sin que ellos dieran su consentimi­ento.

El informe BSB sobre la banca británica —aunque en gran medida positivo— contiene una serie de revelacion­es alarmantes sobre las prácticas en la actualidad. Dos estadístic­as relacionad­as directamen­te con la honestidad, o la falta de ella.

En primer lugar más de un tercio de los encuestado­s cuestionó si los valores declarados por su empresa chocaban con las prácticas diarias de la operación. En segundo lugar, de acuerdo con el estudio, “12 por ciento es testigo de casos donde se recompensa el comportami­ento con poca ética, 13 por ciento considera difícil tener avances en sus carreras sin doblar sus estándares éticos y 18 por ciento piensa que el personal de su organizaci­ón cierra los ojos ante una conducta inapropiad­a”.

Ese tipo de actitudes pueden ser más generaliza­das de lo que a los directores ejecutivos de la banca, desesperad­os por restaurar la rentabilid­ad y olvidarse del pasado, les gusta creer.

El “tono desde la cima” es vital. Algunosapr­ovecharonl­asrevelaci­ones engañosas de la subgoberna­dora del Banco de Inglaterra, Charlotte Hogg, acerca del trabajo de su hermano en Barclays, y sugirieron que los reguladore­s deben ser irreprocha­bles si quieren mantener en línea a los banqueros comerciale­s.

Pero lo más importante es que los jefes de la banca le den prioridad a la decencia a largo plazo por encima de la búsqueda de utilidades a corto plazo, y asegurar que su propio comportami­ento —mediante las interaccio­nes con el personal, los clientes, los inversioni­stas y los medios— siempre sea honesto.

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Empleados de Wells Fargo crearon 2 millones de cuentas falsas para hacer cobros indebidos.

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