Banca comercial paga el precio de sus fake news
Las financieras de Reino Unido se unen para recobrar la fe del público y hacerse merecedoras de confianza
Las noticias falsas se convirtieron en un horrible eufemismo de las mentiras. Les pueden llamar como quieran, pero la diseminación de falsedades comienza a arraigarse peligrosamente en el mundo moderno. Si las mentiras políticas amenazan la democracia, las mentiras empresariales minan el capitalismo.
Consideren el daño para la automotriz Volkswagen, después de su escándalo por el engaño a las pruebas de emisiones, o para el minorista Tesco, que exageró las utilidades. Aunque ningún sector puede competir con la banca en el tamaño, la profundidad, la duración o la variedad de las mentiras que infectaron toda una forma de hacer negocios.
Para los banqueros está de moda admitir que mintieron, engañaron y lo ocultaron en los años de auge antes de la crisis financiera, pero ahora ya limpiaron su actuar. Muchos bancos se sumaron a nuevos códigos de ética y, en Reino Unido, la industria se unió para fundar el Consejo de Estándares Bancarios (BSB, por su sigla en inglés), un organismo que insiste en que su misión no solo es restaurar la confianza en la banca, sino hacer que las financieras sean verdaderamente dignas de confianza.
El martes se publicó una encuesta del BSB que aplicó a 28 mil banqueros en Reino Unido en la que se revela algunos avances alentadores. También hay una reparación financiera.
El acuerdo de Deutsche Bank con las autoridades de Estados Unidos en diciembre fue una confesión típica autoflagelante de la época posterior a la crisis. El banco más grande de Alemania llegó a un arreglo por 7 mil 200 millones de dólares, y admitió que en 2006 y 2007 vendió de forma abusiva valores hipotecarios después de “conscientemente hacer declaraciones falsas y engañosas” a sus clientes. Fue el último de una larga lista de bancos que pagaron miles de millones de dólares por un comportamiento similar. En esencia, la crisis financiera fue a causa de una serie de mentiras.
Los vendedores de hipotecas facilitaron de manera irresponsable los préstamos subprime al animar a los clientes a mentir sobre sus ingresos. Los bancos de inversión volvieron a empaquetar esos créditos como valores hipotecarios y las obligaciones garantizadas por deuda (CDO, por su sigla en inglés), y después mintieron sobre su calidad cuando se los vendieron a los inversionistas en todo el mundo. En algunos casos, los bancos utilizaron estrategias de ventas en corto para apostar contra los productos que ellos mismos originaron.
Goldman Sachs llegó a un arreglo con las autoridades en 2010 por engañar a clientes como IKB de Alemania y Royal Bank of Scotland sobre su Abacus CDO.
En un influyente informe de un comité de Senado al año siguiente alegó que otras tres obligaciones garantizadas por deuda de Goldman se distorsionaron al presentarlas a los inversionistas. Goldman dijo que el reporte era engañoso. Las autoridades políticas y regulatorias encontraron muchos fraudes hipotecarios más en el periodo dorado del engaño en la banca en el periodo previo a 2008. Gracias a la habitual mentalidad de limpiar todo tras un momento de crisis, los investigadores desenterraron una serie de escándalos, desde la manipulación de las tasas de interés Libor hasta la colusión en las operaciones de divisas. En Reino Unido, el rey de los escándalos de ventas abusivas surgió en el negocio de protección de pagos de seguros.
Los grandes bancos de Gran Bretaña ya pagaron 34 mil millones de libras como compensación por haber engañado a los clientes para que compraran una cobertura de seguros innecesaria. La cuenta continúa aumentando.
Esos abusos históricos datan británicas han dado 34 mil mdl por vender seguros innecesarios que comercializó de forma abusiva valores hipotecarios en EU de varios años, en muchos casos antes de la crisis financiera. Pero la mentira y el engaño continúan en algunos cuadrantes. Su propio escándalo de ventas abusivas sacudió a Wells Fargo el año pasado. Las aperturas de nuevas cuentas se redujeron a la mitad después de que se dio a conocer que miles de empleados crearon hasta 2 millones de cuentas con cargos para los clientes sin que ellos dieran su consentimiento.
El informe BSB sobre la banca británica —aunque en gran medida positivo— contiene una serie de revelaciones alarmantes sobre las prácticas en la actualidad. Dos estadísticas relacionadas directamente con la honestidad, o la falta de ella.
En primer lugar más de un tercio de los encuestados cuestionó si los valores declarados por su empresa chocaban con las prácticas diarias de la operación. En segundo lugar, de acuerdo con el estudio, “12 por ciento es testigo de casos donde se recompensa el comportamiento con poca ética, 13 por ciento considera difícil tener avances en sus carreras sin doblar sus estándares éticos y 18 por ciento piensa que el personal de su organización cierra los ojos ante una conducta inapropiada”.
Ese tipo de actitudes pueden ser más generalizadas de lo que a los directores ejecutivos de la banca, desesperados por restaurar la rentabilidad y olvidarse del pasado, les gusta creer.
El “tono desde la cima” es vital. Algunosaprovecharonlasrevelaciones engañosas de la subgobernadora del Banco de Inglaterra, Charlotte Hogg, acerca del trabajo de su hermano en Barclays, y sugirieron que los reguladores deben ser irreprochables si quieren mantener en línea a los banqueros comerciales.
Pero lo más importante es que los jefes de la banca le den prioridad a la decencia a largo plazo por encima de la búsqueda de utilidades a corto plazo, y asegurar que su propio comportamiento —mediante las interacciones con el personal, los clientes, los inversionistas y los medios— siempre sea honesto.