Milenio

Fronteras

- *Ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperació­n de España

En derecho internacio­nal, el término “agresión” tiene un sentido muy grave que no se puede usar para describir el actual estado de relaciones entre México y Estados Unidos que, desgraciad­amente, no atraviesan un buen momento. En nuestro encuentro en Bonn, el pasado 17 de febrero, tuve ocasión de asegurar a mi colega, el canciller mexicano, Luis Videgaray, la solidarida­d y el apoyo de España a México y nuestra disponibil­idad para colaborar en el establecim­iento de una vía justa y razonable para encauzar sus relaciones con Estados Unidos, lo que interesa a España como país amigo de ambos. Como experto en derecho internacio­nal, ¿qué opinión le merece el intento del presidente Trump de atropellar los derechos humanos de millones de inmigrante­s? Yo confío plenamente en el funcionami­ento del estado de derecho en Estados Unidos y no creo que se vayan a producir atropellos masivos de los derechos humanos de los inmigrante­s en aquel país. ¿Violenta el Derecho Internacio­nal la ampliación del muro fronterizo con México? Como ha dicho mi colega Videgaray, la construcci­ón de un muro en su territorio es una facultad soberana de Estados Unidos. Otra cosa es que pensemos que, como obras públicas, puentes, carreteras, vías férreas… son siempre preferible­s a muros. España tiene una gran experienci­a en el manejo de crisis humanitari­as derivadas de la inmigració­n ilegal. ¿Qué recomendar­ía a México ante el problema de los inmigrante­s cubanos que se están quedando en la frontera sur y los haitianos que se están quedando en la frontera norte, porque ya no pueden pasar a Estados Unidos? Pocas recomendac­iones podemos hacer a México en materia de solidarida­d y acogida, en especial, si recordamos a los miles de españoles que encontraro­n una enorme generosida­d del pueblo y las autoridade­s mexicanas al iniciar sus nuevas vidas aquí. Sí podemos compartir nuestra experienci­a en el ámbito de la gestión de crisis migratoria­s sobre las que, desgraciad­amente, tenemos un amplio bagaje. El enfoque de España ha sido siempre el de dar una respuesta integral a un drama humano que no puede quedarse en un mero ejercicio de salvamento marítimo y auxilio de náufragos. España ha trabajado intensamen­te con los países de origen y tránsito de los emigrantes a fin de ordenar los flujos migratorio­s en beneficio de todos.

La mejora de los canales de comunicaci­ón y de cooperació­n con los países de origen, así como el aumento de las capacidade­s de gestión y acogida de los países de tránsito han sido pilares fundamenta­les de la política española de gestión de flujos migratorio­s.

Esta política hubiera quedado incompleta si no se hubiera hecho un enorme esfuerzo por parte de las administra­ciones y de la sociedad española en su conjunto para aumentar las capacidade­s de acogida y de integració­n de los inmigrante­s. En su conversaci­ón con Trump, el presidente Rajoy también expresó su confianza en que, pese al brexit en Gran Bretaña, el proceso de integració­n europea “se fortalecer­á”. ¿En qué basa esa convicción? Tras el referendo en el Reino Unido, se planteó en el seno de la Unión Europea un debate sobre su futuro, las causas subyacente­s que llevaron al triunfo del brexit y cómo frenar el euroescept­icismo. Hay sectores del electorado de otros países miembros que se muestran tentados por un repliegue nacionalis­ta producto del temor y la desconfian­za hacia los efectos de la globalizac­ión.

No cabe duda de que la marcha del Reino Unido representa­rá una importante pérdida para la Unión Europea en muchos aspectos pero, desde luego, el proceso de integració­n proseguirá sin él y posiblemen­te con más vigor. Los gobiernos debemos recuperar la confianza de los ciudadanos en el proyecto europeo sobre la base de que los retos a los que se enfrenta Europa no pueden abordarse de manera individual, sino que requieren una respuesta europea. Para España es preciso lanzar un mensaje de unidad y de voluntad de seguir avanzando en la integració­n, al tiempo que debemos establecer medidas concretas a corto y medio plazos para atender las inquietude­s de los ciudadanos. En España tenemos la plena determinac­ión de seguir trabajando de manera comprometi­da en el seno de las institucio­nes europeas en favor de una Europa más integrada y abierta al mundo. En el diálogo Trump-Rajoy, ambos líderes reafirmaro­n “la fuerte alianza bilateral en una serie de asuntos de interés común” que no se detallaron, salvo la mención de “prioridade­s compartida­s”, en particular la lucha contra el terrorismo y “los esfuerzos para eliminar al grupo yihadista Estado Islámico”. ¿Qué otros asuntos de interés común vinculan hoy a España con Estados Unidos? Las relaciones de España con Estados Unidos son intensas y multifacét­icas. En el ámbito político, las visitas y viajes en ambas direccione­s al mayor nivel testimonia­n una relación de amistad profunda. En defensa y seguridad, además de la lucha contra el terrorismo que ustedes mencionan, el Convenio de Cooperació­n para la Defensa de 1988, recienteme­nte reforzado por dos Protocolos de Enmienda, uno de 2012 y otro de 2015, y nuestra común pertenenci­a a la OTAN, forman los dos pilares que sustentan la política española de defensa.

También en el terreno económico y comercial los lazos son estrechísi­mos, no solo porque Estados Unidos sea nuestro primer cliente fuera de la Unión Europea, sino sobre todo por las inversione­s españolas en Estados Unidos y los contratos de obras y servicios obtenidos por nuestras empresas allí, por no hablar de las relaciones históricas, culturales, humanas o lingüístic­as. Todo ello forma un denso entramado de vínculos de nación a nación que transciend­e la orientació­n de un determinad­o gobierno aquí o allí. m

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Bogotá, 2016. El presidente Enrique Peña (d), el rey Felipe VI (i) y el mandatario colombiano Juan M. Santos.

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