Japón: del boom inversor automotriz al energético
No hay ningún otro país donde la inversión japonesa crezca tanto como con México”, dice revisando sus anotaciones el embajador japonés, Akira Yamada.
Desde hace cinco años, han llegado a un ritmo de 100 nuevas empresas por año.
Según datos de la embajada, mientras en 2012 había 546 empresas, en 2014 escalaron hasta 814 y en enero de este año llegó la firma número mil: la acerera JFE-Steel.
De hecho, somos el país con mayor cantidad de empresas japonesas instaladas: mil versus 700 en Brasil y 50 en Argentina.
Hasta ahora nueve de cada 10 empresas japonesas que invierten en el país (tanto de manera directa o vía sus filiales en EU) han sido del sector automotriz. Actualmente uno de cada tres vehículos que exportamos son de una armadora japonesa.
“Si bien se mantendrá el ritmo en este sector, a pesar de la nueva administración en EU, ahora va a crecer la inversión japonesa en el sector energético y de servicios”, afirma Yamada, quien lleva dos años y medio en el país, con lo que ha visto de cerca el boom de firmas niponas en el país.
Como muestra, a fines de febrero Pemex firmó el primer contrato de licencia para exploración y extracción de hidrocarburos de su historia con dos socios: la estadunidense Chevron y la japonesa INPEX Corporation. Se trata de un contrato a 30 años en el golfo de México. Sin duda INPEX comenzará —como lo hicieron las armadoras Nissan, Honda, Toyota o Mazda— a importar proveedores japoneses para que se sumen a esta cadena de valor.
El potencial de inversiones a mediano plazo también se puede medir por dos nuevos actores que también se sumaron en el último mes: el banco japonés Mizuho (especializado en créditos precisamente al sector automotriz) y la aerolínea ANA, que inauguró su vuelo diario uniendo las capitales de ambos países.
“Más allá de lo que suceda con la relación con EU, las potencialidades de México no van a cambiar y creo que el país puede seguir desarrollándose de una manera dinámica y estable. Yo soy muy optimista”, dice Yamada, quien está en medio de los preparativos del 120 aniversario de la primera inmigración japonesa a América Latina, que fue a Chiapas.
En momentos donde el proteccionismo ha vuelto a la palestra en América del Norte y en Europa, vale la pena recordar los inicios de esta relación bilateral.
“Para Japón, México es importante porque fue nuestro primer socio comercial en términos igualitarios”, recuerda el embajador sobre el Acuerdo de Amistad y Comercio que firmaron en 1888 el emperador Meiji y el presidente Porfirio Díaz. “Después de muchos tratados europeos donde entrábamos de manera desigual. Tan importante fue para mi país, que se le dio a México el mejor terreno en Tokio para su embajada, a solo 5 minutos de las oficinas del primer ministro y del Senado”. M