Iniciativa para proteger a los niños soñadores
Contra mi voluntad me trajeron a Estados Unidos con 14 años de edad. Mi padre consiguió un mejor trabajo limpiando rascacielos… y comenzamos en California el sueño americano en los 70, en que había mecanismos para regularizar la situación migratoria sin tantas complejidades.
Si bien el proceso de integración fue complicadísimo —comenzando por aprender inglés—, sin dejar de recordar a México al poco tiempo ya no podía concebir mi destino fuera de Huntington Park —y aquí sigo. Estaba en una comunidad que me permitía tener seguridad y soñar en labrar un futuro promisorio con base en el estudio, el trabajo y la disciplina…
Por ello, comprendo y me aflige la angustia que sufren cientos de miles de niños y jóvenes inmigrantes —y sus padres—, muchos de los cuales llegaron a Estados Unidos también sin que fuera su deseo y otros sin que siquiera conocieran realmente su nación de origen. Y no obstante han aprendido el idioma, estudian y con esfuerzo intentan abrirse brecha en la vida, hoy ven en riesgo su permanencia en el país…
En su beneficio, en 2012, el presidente firmó una orden ejecutiva para crear el Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia que lo hubiesen hecho antes de los 16 años, a fin de que no fueran deportados. “Para efectos prácticos se trata de niños estadunidenses”, dijo justamente Obama en ese entonces.
Y gracias al DACA (por sus siglas en inglés), a más de 840 mil muchachos les fue posible obtener becas, espacios en colegios y universidades, trabajos, seguridad social, licencias de conducir, cuentas bancarias e iniciar un patrimonio propio, lo cual se encuentra en serio peligro ya que el programa no tiene fuerza legal y está sujeto a las veleidades del presidente en turno…
Sin embargo, siempre hay una luz brillando…: el congresista Carlos Curbelo, de Florida, recientemente presentó una propuesta de ley —sumándose inmediatamente nueve representantes republicanos— para reconocer como estadunidenses a quienes hubiesen ingresado antes del 1º de enero de 2012 y con menos de 16 años de edad, con la condición de que no cuenten con antecedentes penales y reciban un título de educación superior, sirvan en las fuerzas armadas o se mantengan como empleados.
El camino legislativo es complicado, pero este hecho simboliza la creciente corriente política y social que clama por proteger los derechos fundamentales y dignidad de aquellos niños soñadores —y de todo migrante—, como lo hace la propuesta de Curbelo que, además, reivindica los principios humanistas del Partido Republicano… M