Reformas estructurales, lejos de las expectativas iniciales: Ceesp
Acasi dos años y medio de haberse aprobado las reformas estructurales, el ritmo de crecimiento de la economía y su expectativa se mantienen alejadas de lo previsto, señaló el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (Ceesp).
Recordó que el Programa Nacional de Financiamiento del Desarrollo 2013-2018 (Pronafide) señalaba que dichas reformas tendrían “la capacidad de incrementar el potencial de crecimiento de México”, ya que al ir madurando la actividad económica y la productividad serían impulsadas por una mayor competencia en sectores claves.
Ofrecía también un incremento en la inversión, mercado laboral más flexible, mayor penetración del sector financiero y más infraestructura, que permitirán un uso más eficiente de los recursos.
En su reporte semanal, el Ceesp señala que el Pronafide anticipaba que con las reformas, la economía podría crecer a un ritmo promedio anual de 5 por ciento en el periodo 2015-2018; incluso sin ellas, la economía mantendría un avance promedio de 3.7 por ciento; es decir, las reforma aportarían 1.3 puntos porcentuales. “No hay duda de que la economía ha enfrentado dificultades, como los efectos de la debilidad mundial, el desplome en los precios del crudo, el tipo de cambio y la incertidumbre por las políticas propuestas por EU, que han provocado la disminución de la actividad productiva del país”, señaló.
Añadió que en ese contexto el impulso proveniente de las reformas ha sido limitado, cuando se esperaría que fueran éstas las que contribuyeran a estimular un mejor desempeño de la actividad productiva del país. “Es cierto que han ayudado a mantener la estabilidad macroeconómica, pero esto no es suficiente mientras no tengan un impacto definitivo en la capacidad productiva de la economía mediante su efecto sobre la productividad, la inversión y el empleo”, añadió.
Destacó que para que las reformas cumplan el objetivo de impulsar el crecimiento económico es fundamental que tengan un carácter proactivo, que cuenten con la capacidad de anticiparse a acontecimientos que pudiesen afectar o limitar los esfuerzos en materia de mayor dinamismo de la economía.
Además, deben tener un sentido activo, que permita actuar sin dilación y de manera permanente, pues cuando las políticas instrumentadas tienen únicamente un sentido reactivo se limita su eficiencia.
Señaló que la mejor forma de lograr avances en materia de crecimiento y bienestar tiene relación estrecha con reformas como la hacendaria, la financiera, la energética, de transparencia y de competencia económica. “No hay duda del beneficio que las reformas estructurales pueden generar en el mediano y largo plazos, pero tampoco la hay sobre la necesidad de complementarlas con reglas del juego no formales”, concluyó el Ceesp.