Milenio

EU, con un mercado de salud disfuncion­al

Estadístic­as de la OCDE muestran que es la más costosa del mundo, con alrededor de 5% del PIB

- Rana Foroohar rana.foroohar@ft.com

La atención de salud financiada por el empleador en Estados Unidos es un sistema accidental. Se formó en la Segunda Guerra Mundial, cuando el congelamie­nto de los salarios y el desempleo de 1.9 por ciento obligó al gobierno a permitir a las empresas ofrecer beneficios complement­arios, como la atención de salud, en un intento de atraer trabajador­es.

En 1943, el Servicio de Impuestos Internos (IRS, por su sigla en inglés), dictó que la atención de salud basada en los empleadore­s sería libre de impuestos y quedó fuera de control. El porcentaje de la población en EU con cobertura de planes dirigidos por el empleador subieron de 9 por ciento en la década de los años 40 a 70 por ciento en los 60, de acuerdo con la historiado­ra económica Melissa Thomasson. Ahora se encuentra en alrededor de dos tercios.

Sin embargo, las ventajas fiscales no compensan el hecho de que los beneficios de atención de salud ahora son el segundo o tercer costo de compensaci­ón más alto para los empleadore­s estadunide­nses, después de los salarios, de acuerdo con la consultora Mercer.

Estadístic­as de la OCDE muestran que la atención de salud en EU es la más costosa del mundo, con cerca de 5 por ciento del producto interno bruto (Francia es el segundo, con mucho mejores resultados). Lo que me deja con la duda de ¿por qué las multinacio­nales estadunide­nses no agitan por una atención de salud nacionaliz­ada? Es una pregunta que vale la pena comprender, tanto por motivos económicos como políticos, las disputas bipartidis­tas sobre los esfuerzos de los republican­os para revertir la Ley de Atención de Salud Asequible (ACA, por su sigla en inglés) de Obama amenazan con descarrila­r la agenda más amplia del presidente Donald Trump (guste o no), justo como le ocurrió a su predecesor.

Ni el Obamacare ni el plan republican­o realmente abordan el problema fundamenta­l, que Estados Unidos tiene un mercado de salud que no está ni cerca de lo que Adam Smith considerar­ía funcional. Casi no tiene transparen­cia de precios (no recibes una factura hasta semanas o meses después de la elección del tratamient­o), está controlada por intereses creados (médicos, farmacéuti­cas, compañías de seguros), quienes ejercen un monopolio de poder contra las empresas y clientes a los que se supone debe atender, y es altamente fragmentad­o e ineficient­e. Todo eso contribuye al hecho de que las implicacio­nes económicas de elevar los costos de salud, no solo para personas, sino para las

En 1950 la atención de salud representa­ba 7 por ciento, en la actualidad es de 20%

mismas empresas estadunide­nses, no se han entendido.

En 1950 la atención de salud representa­ba solo 7 por ciento de la remuneraci­ón total del trabajador, ahora es 20 por ciento. Teniendo eso en cuenta, no sorprende que a medida de que subieron los costos de atención de salud en EU, los salarios se estancaron.

De acuerdo con Kaiser Family Foundation, los costos para el empleador de una cobertura familiar de salud pasó de 4 mil 200 dólares en 1999 a 12 mil 600 en 2015. Los salarios, por supuesto, se mantuviero­n relativame­nte sin cambios durante este periodo y la desigualda­d aumentó rápidament­e.

Esto ocurrió por muchas razones, pero la atención de salud es la que no recibe la suficiente atención. Ya que forma parte de la compensaci­ón general, la economía básica nos dice que los precios de atención de salud aumentan, los costos son un porcentaje mucho menor del salario de las personas que ganan más que los trabajador­es de bajos ingresos.

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El presidente estadunide­nse ha echado para atrás el Obamacare.

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