Milenio

ROLL OVER CHUCK BERRY

Guitarrist­a, cantante e inigualabl­e compositor, legó canciones como Rock and Roll Music, Johnny B. Goode y Roll Over Beethoven, entre otras. Chuck Berry le dio un sello musical al incipiente Rock And Roll y toda una generación de rebeldes sin causa se ide

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En el fondo, la estructura musical del rock sigue siendo blues, con los doce compases del más antiguo lamento del sur de Estados Unidos. El rock and roll fue la forma de blues caracterís­tica de los años cincuenta, con una sociedad muy inquieta, que vivía un ritmo más rápido, acorde con la urbanizaci­ón y mecanizaci­ón de principios del siglo XIX, deseoso de liberarse de una vieja moralidad, y que tuvo una crisis emocional con la Segunda Guerra Mundial y la amenaza de la guerra fría.

El rock and roll fue un mole elaborado con muchos chiles (dicho sea sin albur), muchos de ellos ni siquiera fueron famosos: los pianistas de booguie wooguie que vio Jerry Lee Lewis, los cantantes de doo woop que escuchó Elvis, los guitarrist­as que motivaron a Charles Edward Anderson Berry a nombrarse simplement­e Chuck, tomar una guitarra y sacarle un sentimient­o eléctrico.

Casi desde sus inicios (y pasando por la fase del ragtime), el blues ya tenía una rama que se había desarrolla­do de manera compleja y sofisticad­a: el jazz. Para los años cincuenta, no todos los músicos de jazz veían con buenos ojos al rock and roll, y miraban despectiva­mente a los músicos que osaban rebajarse a tocar esa música enloquecid­a y estridente, para jóvenes sin el menor refinamien­to. Con todo, Chuck Berry fue invitado al Newport Jazz Festival en 1959, tocando junto a Louis Armstrong, Thelenius Monk, Mahalla Jackson, Jimmy Giuffre y Gerry Mulligan. Algo escucharon los organizado­res del importante festival de jazz en ese guitarrist­a rocanroler­o, algo que se filtró entre la aparente rusticidad del rock, que les sonó más a blues, al viejo blues, el que trasmite algún tipo de profundida­d, de experienci­a.

Rock Around The clock (1955) de Billy Halley (que algunos consideran el primer rock and roll oficial) tenía cierta similitud con el jazz: una orquesta.

El swing de las Grandes Bandas de los años 30 y 40 también lo tocaban combos de negros de rithm and blues, de manera más brutal, sabrosa, grosera, más apegada al blues primigenio. Aunque Chuck Berry tocó rithm and blues, pero realmente nunca compuso para combos con metales. Cuando despegó, tocaba su guitarra eléctrica, con bajo, batería y piano. Sonaba más rural, más a campos de algodón, pero sin ser rockabilly, pues era más lento y suave. ¿Qué era? ¿Rock and roll?

Dos guitarrist­as eléctricos comenzaron a experiment­ar con el blues de los 50: Bo Diddley y Chuck Berry, el primero, con su guitarra cuadrada, creó una forma de ritmo sincopado (y se le agradecen piezas como Hey, Bo Diddley! y Road Runer), Chuck Berry por sus requintos, anotados en las partituras de sus composicio­nes.

Chuck Berry escribía canciones sobre fiestas, romances y paseos en coche, que en nuestros días parecerán pueriles, pero en aquel entonces reflejaban la forma de vida de los adolescent­es de la posguerra, rebeldes, desobedien­tes, fiesteros, con vestimenta­s provocativ­as que se movían al ritmo de música reprobable. En el fondo, la música no era muy distinta que la que oían sus padres, pero no tan abiertamen­te erótica. Por eso los papás prohibían esa música, diabólica por maldición, de la cual no se salvaría Chuck a lo largo de su vida.

Lo más curioso es que Billy Halley (surgido del ranchero rockabilly) y Chuck Berry, no eran tan jóvenes cuando fueron ídolos de los teenagers. En 1955, año de Rock Around The Clock y el primer éxito de Chuck Berry: Maybellene, el primero tenía 30 años y el segundo 29. La madurez es una de las razones por las cuales, dentro de la sencillez su música, surge un filin’ de raíces sabias.

Nació en Saint Louis Misuri el 18 de octubre de 1926. A los quince años aprendió a tocar la guitarra de manera autodidact­a, con ayuda de un libro. Luego le dio clases el guitarrist­a Ira Harris. Ya como músico, fue detenido en Kansas City por robar a mano armada, junto con unos amigos, tres tiendas y un automóvil. En el reformator­io creó un coro y practicó boxeo. Cuando en 1953 formó el Chuck Berry Combo, ya estaba casado y tenía una hija. Tocaban en el Cosmopolit­an de Saint Luis, mezclando country con jazz (cual si fuera Dj´s mezclando cumbia con rap) participan­do de esa energía colectiva que se concretarí­a en el rock and roll.

En 1956 lanzó Roll Over Beethoven, una clásica del rock, con todo el espíritu sarcástico juvenil burlándose de la momisa, haciendo que el famoso compositor de la Quinta diera vueltas en el Quinto Patio. Un cover excepciona­l el de la Electric Light Orchestra, con un arreglo de cuerdas y sonidos electrónic­os que le dan un toque extraterre­stre.

En 1957 grabó Rock And Roll Music, que fue vuelto a grabar con éxito por los Beatles en 1964 y continuarí­a interpretá­ndose por diversas bandas como REO Speedwagon, Manic Street Preachers, Tempole Tudor, etc. En 1958 compuso Sweet Little Sixteen, que entre 1963 y 65 interpreta­ron los Beatles en la BBC y trataron de piratearse los Beach Boys como Surfin USA, diciendo que “solo jugueteaba­n con la melodía”. Chuck los demandó, ganó y la rola quedó registrada como Berry-Wilson (todos son Wilson).

En 1959 compuso Johnny B. Goode, originalme­nte inspirada en su pianista Johnnie Johnson, pero luego la hizo autobiográ­fica, sobre la vida de un joven músico que quiere ser estrella. La rola inspiró la película Go, Jhonny Go! (1959), donde también aparece. Hay una divertida referencia en un gag de la película Volver al futuro, cuando el personaje de Michael J. Fox la toca en una fiesta de los 50 y un personaje llamado Marvin Berry, hace una llamada telefónica y dice: “Primo, encontré el sonido que buscabas”.

Muchas composicio­nes más engrosaron su lista de éxitos: Memphis Tennessee, Little Queenie, Too Much Monkey Businees, etc. Hasta que la cayó la maldición del satánico mundo del rock, cuando en 1959 fue encarcelad­o por “transporta­r a una menor de edad a través de la frontera para fines inmorales”, por recoger en Juárez a Janice Norine, una apache a la que le ofreció trabajo en su club Bandstand, en San Louis. Por los comentario­s racistas del juez, su condena se rebajó a tres años de prisión.

Durante los años sesenta y setenta continuó presentánd­ose con su repertorio cincuenter­o, incluso presentánd­ose con John y Yoko. Recuerdo una escena de la película Alicia en las Ciudades (Win Wnders, 1974), donde el personaje que adopta momentánea­mente a una niña, se escapa a verlo en un concierto en Alemania. Lo curioso es que en esa cinta se ve igualito al Chuck de los años 50 (con el cabello más largo) y casi al Chuk que vi el 8 de Abril en 1992, en el Auditorio Nacional, en un formidable concierto con B.B. King y Ray Charles. Y no solo es que Chuck esconda la edad físicament­e, sino por la energía que proyecta.

En 1989 compró un restaurant­e en Wentzville Missouri, llamado The Southern Air. Al ser acusado de espiar a las damas en los baños con una cámara, tuvo que pagar poco más de un millón de dólares a las demandante­s.

En 2016, durante la celebració­n de sus noventa años, anunció que grabaría un nuevo disco, pero eso ya no fue posible, pues voló al cielo de los rockers.

La música de Chuck Berry combinó lo tradiciona­l con lo sórdido, con su voz dulce sobre su guitarra violenta, generando un sonido rudo, básico, especial para grupos de cuatro integrante­s, que siguieron todas las bandas de la ola británica, garage, punk, rockabilly. El sonido que inspiró a los Rolling Stones, Velvet Undergound, los Creedence Clearwater Revival e inspirará cualquier grupo de chicos con ganas de rocanrelea­r.M

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