EQUINOCCIO DE PRIMAVERA.
Kin, dios del Sol entre los mayas, inició su juego de luces y sombras a las 5:30 de la mañana en el Templo de las Siete Muñecas de la zona arqueológica de Dzibilchaltún, Yucatán.
El fenómeno arqueoastronómico de Dzibilchaltún en el equinoccio de primavera permitió observar a Kin, el dios del Sol. Menos popular que el descenso de Kukulcán, la serpiente emplumada, por la escalinata de la pirámide El Castillo, en Chichén Itzá, el fenómeno de luz y sombra que descubrió el arqueoastrónomo Víctor Segovia Pinto va sumando seguidores, en parte por la proximidad de Dzibilchaltún con la ciudad de Mérida, a un costado de la carretera que va al puerto de Progreso.
En los equinoccios y solsticios, la pirámide de las Siete Muñecas se convierte en la casa del Sol naciente y el reflejo de luz parece salir por la puerta principal, dando la impresión de que el astro está en su interior.
Dafne López, director del Patronato Cultura, informó que conforme a la tradición maya, Kin atravesó la puerta del Templo de las Siete Muñecas y dejó ver todo su esplendor ante 2 mil personas que acudieron.
Visitantes locales, nacionales y extranjeros arribaron al sitio desde la madrugada para observar el fenómeno arqueoastronómico.
La zona arqueológica es de las más concurridas en Yucatán durante el equinoccio, que ocurre dos veces al año, para dar lugar a la primavera y el otoño. El patronato aplicó un operativo en el que participaron 100 elementos. m