El futuro de México lo construirán los mexicanos
Independientemente de las políticas que implemente el gobierno de Trump, tenemos que enfrentar el reto con inteligencia y con firmeza, y jamás debemos achicarnos
Por varios años he sido consejera de un grupo de jóvenes mexicanos, GenM, que busca “cambiar el chip” de nuestros connacionales, con el fin de lograr un mejor México para todos. La creatividad, la inclusión, y la búsqueda de la excelencia en todo lo que hacemos forma parte de la misión de la organización.
La semana pasada el grupo me invitó a participar en una serie de reuniones en San Luis Potosí, el corazón de México, para ofrecer mi visión de la situación política en Estados unidos y las implicaciones para la relación bilateral. Me llevé una muy grata sorpresa al visitar por primera vez un estado que crece a un ritmo mayor al promedio nacional y que activamente busca tender puentes con el mundo.
La cancelación de la planta de Ford Motor Company afectó el ánimo de muchos potosinos. ¿Por qué el cambio de plan? ¿Por qué la agresión del presidente Trump hacía México y los mexicanos? ¿Qué implica todo esto para el futuro de la relación bilateral y cómo deberíamos reaccionar?
Primero, enfaticé ante mis anfitriones que el futuro de México depende de los mexicanos y de nadie más. En vez de esperar a ver qué gestos hacen nuestros vecinos, tenemos que seguir adelante y armar nuestra propia jugada. México tiene muchas cartas que poner sobre la mesa. México es un país de jóvenes, es un exportador de talla mundial y tiene un mercado doméstico sumamente atractivo para los inversionistas.
Nada de esto ha cambiado con la elección presidencial en EU. Independientemente de las políticas que implemente el gobierno de Trump, tenemos que enfrentar el reto con inteligencia y con firmeza, y jamás debemos achicarnos.
México ya no es el México de hace 20 años, sino un país abierto al mundo, competitivo y democrático. Nuestro país cuenta con una red de tratados de libre comercio que nos ofrece opciones importantes para vender al mundo.
Pero ojo. Los tratados son un menú de opciones, pero no es el gobierno que debería concretar nuevos negocios en el extranjero, sino del sector privado que tendrá que salir de su zona de confort y desarrollar activamente estas oportunidades.
La relación bilateral con el vecino del norte seguirá siendo de vital importancia —la geografía es destino—, pero la coyuntura adversa nos ofrece la gran oportunidad de diversificar nuestro comercio. Hagámoslo.
El pueblo mexicano se ha ganado el respeto del mundo con su respuesta mesurada ante los insultos del presidente Trump. Aprovechemos esa empatía para construir nuevos lazos.
La Alianza del Pacífico (México, Colombia, Chile, Perú), los países de Asia Pacífico que forman parte del casi difunto TPP y la Unión Europea son opciones a explorar ahora que el futuro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) está en la balanza.
Además de forjar lazos más estrechos con otros países y regiones, el sector privado mexicano debería trabajar de la mano con sus socios y su cadena de valor en EU para impulsar una estrategia de cabildeo que proteja los logros del TLCAN.
Tenemos que animar a las empresas y inversionistas estadunidenses a salir públicamente y sin titubeos a defender la relación con México. Todavía hay tiempo para evitar que una renegociación del TLCAN sea negativa, pero será necesario comunicarle a los tomadores de decisiones en EU el riesgo de un rompimiento y hacer la labor de convencimiento no solo en Washington, DC, sino también en los estados que más comercian con México.
Aproximadamente 5 millones de empleos en EU dependen de la relación comercial con México, y somos el segundo mercado más importante para las exportaciones estadunidenses. Cualquier empresario que se respete sabe que no es prudente ni rentable insultar a tu principal cliente.
La meta debería ser la construcción de un “TLCAN plus” y rechazar cualquier retroceso en la apertura comercial. Inversión en infraestructura, la agilización de los procesos fronterizos, la creación de un marco regulatorio para la economía digital, todo esto y más es posible. Pero México nunca debe aceptar el proteccionismo ya sea por la vía de aranceles o restricciones cuantitativas, ni dar marcha atrás en su convicción de que el libre comercio es pieza clave en el sendero a la prosperidad.
Este momento requiere de una estrategia pragmática, multifacética e innovadora. Después de dos días en tierras potosinas tengo la gran esperanza de que lograremos dar un salto cualitativo hacía un México más exitoso y justo para todos, independientemente de lo que suceda en Estados Unidos. Tenemos el talento, los recursos y la pasión para lograrlo. Que nunca nos detenga el miedo. m