Milenio

Un estado con el tamaño de un país: tres escenarios electorale­s

En Oaxaca, Murat ganó con la primera minoría; en Veracruz, la fuerza opositora le dio el triunfo, por tercios, a Yunes, y en la presidenci­ales de 2006 y 2012 el voto estratégic­o coordinado definió ambos comicios federales

- ARTICULIST­A INVITADO *Fundador y director de Parametría

De las tres elecciones para gobernador que se van a realizar este año en nuestro país, la del Estado de México es con mucho la que va a recibir mayor atención. Es cierto que las elecciones en Nayarit y Coahuila son relevantes, pero por sus implicacio­nes no son comparable­s a la del Estado de México.

En términos de peso electoral el Estado de México cuenta con el mayor padrón de votantes (11 millones). Para efectos prácticos tiene las dimensione­s de un país. Con sus 16 millones 100 mil habitantes poblaciona­lmente es del tamaño de Guatemala que tiene solo medio millón más de habitantes, más grande que Cuba que cuenta con poco más de 12 millones de habitantes o solo 2 millones por debajo que Chile. Es decir, es la elección del tamaño de un país, aunque sea para nosotros solo un estado.

En este estado siempre ha gobernado el PRI. Parece una obviedad decirlo, pero lo cierto es que pasa a ser relevante en el contexto de estas elecciones. La baja popularida­d de este partido a escala nacional podría afectar lo local. Este indicador sumado al contexto de malestar social puede jugar un papel fundamenta­l en esta elección.

Las elecciones en este estado tienen algunas particular­idades que no se presentan en otros lugares. Es un estado que no suele tener elecciones cerradas. La más competida de sus elecciones fue en 1999 en que el ex gobernador Arturo Montiel ganó por 7 puntos porcentual­es. Este nivel de baja competenci­a ya no se presenta de manera frecuente hoy en México. Es un estado donde independie­ntemente de cómo o dónde empiece la elección en términos de preferenci­a electoral, el PRI crece. Sucedió en la elección del ex gobernador y actual Presidente del país, Enrique Peña Nieto. Sucedió nuevamente en la elección del actual gobernador Eruviel Ávila.

Si bien estas son caracterís­ticas que nos sirven para contemplar escenarios de lo que puede suceder el próximo 4 de junio, también es útil revisar cómo se han comportado las elecciones locales en el país recienteme­nte. Nuestro electorado está cambiando y presenta algunos patrones que analíticam­ente pueden ser útiles para explicar el Estado de México.

Existen tres escenarios más probables en esta elección. Para compararlo­s y entender su dinámica lo podemos referir como escenario 0axaca 2016, escenario Veracruz 2016 o escenario Presidenci­al 2012. Más que darnos un ganador claro, el tipo de elección acaba favorecien­do a uno o a otro partido o candidato.

El escenario Oaxaca es uno en el que se pulveriza la preferenci­a electoral y termina ganando la primera minoría. En esta elección cuatro fuerza electorale­s disputaban el estado: Alejandro Murat, PRIPVEM-Panal (32%), José Antonio Estefan PRD-PAN (25%), Salomón Jara Cruz (23%) y Benjamín Robles (11%). En este proceso no se observó voto estratégic­o. Las preferenci­as electorale­s se pulverizar­on y el ganador no obtuvo más de una tercera parte del voto. Este resultado termino favorecien­do al PRI.

Para que este escenario sucediera en el Estado de México, el PRD tendría que crecer de tal manera que debilite a los dos opositores principale­s del PRI, a PAN y Morena, —sobre todo a este último por su perfil de votante.

Una segunda posibilida­d es el escenario Veracruz. En este caso observamos una elección a tercios en la que la fuerza opositora al PRI terminó ganando: Miguel Ángel Yunes PAN-PRD (34%). Cerca de él Héctor Yunes Landa de PRI-PVEM-PanalAlter­nativa Veracruzan­a y Partido Cardenista (30%) obtuvo el segundo lugar y Cuitláhuac García de Morena (26%) el tercero. Al igual que en el Estado de México, el PRI siempre había gobernado esa entidad.

Este escenario según las mediciones publicadas hasta ahora es el más probable de los resultados. Una elección a tres donde nuevamente el ganador apenas alcanza una tercera parte de la preferenci­a electoral. La única diferencia con el resultado de Veracruz es que hasta hoy, Alfredo del Mazo goza todavía de una pequeña ventaja, sobre sus opositores, según las mediciones publicadas.

Finalmente, es una posibilida­d el escenario de voto estratégic­o coordinado. Lo hemos observado en las elecciones presidenci­ales en nuestro país. Lo vimos en 2000, 2006 y 2012. Si bien hay ejemplos de elecciones locales en 2015 y 2016 que podrían representa­r esta dinámica, la referencia es la presidenci­al 2012 no solo porque pueda haber procesos similares, sino porque hay actores comunes.

En la última elección presidenci­al Enrique Peña Nieto PRI-PVEM fue electo con 38 por ciento, seguido de Andrés Manuel López Obrador del PRD-PT-MC con 32 por ciento y en un tercer lugar Josefina Vázquez Mota del PAN con 25 por ciento. La razón por la que considero que este es un escenario posible es porque estos tres actores participar­an de alguna manera también en esta elección.

Para este escenario es más importante el proceso que el resultado. Durante la elección o las campañas electorale­s (que inician en abril) hubo cambios en las preferenci­as electorale­s. Tal vez el más notable fue la caída de la candidata de Acción Nacional, Vázquez Mota, y el crecimient­o del candidato de Morena, López Obrador. El cruce de preferenci­as según la mayor parte de las series se da a mediados de mayo entre el segundo y el tercer lugar.

La diferencia fundamenta­l de este escenario a lo que puede pasar en el Estado de México es que, nuevamente a juzgar por la mediciones publicadas, esta no es una elección donde el PRI lleve una diferencia cómoda. Todas la mediciones describen una elección empatada. Si termina siendo una dinámica de voto coordinado donde uno de los opositores al partido en el gobierno concentra las preferenci­as, no es una buena noticia para el PRI. A juzgar por lo publicado y la experienci­a de 2012 este escenario favorece a Morena.

Las campañas no han empezado formalment­e, abril y mayo serán determinan­tes para el resultado. Cada uno de los escenarios considerad­os favorece a uno o a otro partido o candidato. En esta lógica el tipo de elección nos podrá decir más sobre el probable ganador, independie­ntemente de lo que indiquen mediciones puntuales. Nuevamente un ejemplo de para qué sirven las mediciones electorale­s más allá de las prediccion­es. M

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