2018: la elección puede ser la reforma
El superdomingo 3 de junio de 2018 en que habrá elecciones locales y federales en todo el país, podría ser el escenario habitual de acusaciones, la profundización de la ruptura existente que día a día cavan los ineptos partidos, incapaces de ofrecer una alternativa nacional.
Pese al enorme gasto que vendrá para saturarnos de spots e imágenes, estamos frente a un panorama donde la lucha que defienden todos los partidos es garantizar lo mismo.
Los cambios no pueden venir desde las estructuras partidarias, porque éstos solo garantizan un sistema basado en minorías, sin fuerza suficiente para hacer valer sus promesas y, menos aún, reformas de fondo.
Una salida a la crisis del sistema es reformarlo, no desde la institución presidencial, sino desde el Congreso. Es decir: invertir la lucha democrática ganando la mayoría.
Una Asamblea Nacional Popular y Ciudadana, autónoma de los intereses partidarios actuales, integrada por fuerzas sociales que se transforman en una fuerza política; con una estrategia electoral para lograr este objetivo, podría convertir la elección en una reforma del régimen, pues acabaría definitivamente con el sistema de un presidencialismo que tiene facultades extraordinarias sobre los otros poderes, pero esta neutralizado o solo puede incidir con base en decretos por encima de la pluralidad, lo cual hace del presidente un rehén de los mismos partidos que para sobrevivir usan su poder para cambiar sus votos legislativos por privilegios, fomentando la corrupción.
Es más posible un cambio por esta vía, que lo que proponen todos los partidos votando por sus candidatos sin atributos, que ganan la Presidencia, pero son minoría en el Congreso.
El sistema, la estructura política del régimen, ya se acabó, está agotado y el país no soportaría seis años más de paralización y manipulación de instituciones y decisiones de los poderes de facto, que se benefician de la discrecionalidad y la debilidad de legisladores y gobernantes.
La elección puede ser una reforma si se busca un camino desde el Congreso para construir un jefe del Ejecutivo apoyado por una mayoría legislativa, lo cual ya no puede lograr ningún partido y precandidato a la vista.
Hoy la tarea no es unificar “a las izquierdas” solamente, sino cómo unir al país en torno a una alternativa de reforma constitucional y del Estado.
El priismo matriz esta en crisis al igual que sus pedazos que le imitan y buscan anacrónicamente, una Presidencia decadente.
La elección de 2018 puede ser una reforma o más de lo mismo.