El niño en el vientre de concreto
Cuando, en un día de 1953, Hector García (CdMx, 23 de agosto de 1923-CdMx, 2 de junio de 2012), entonces de 27 años y fotógrafo de prensa, iba, con su cámara pofesional, por una calle central de CdMx, vio a un niño descalzo y de pantalón desgarrado que, con las manos cruzadas sobre el rostro y las piernas plegadas contra el vientre, ¿en postura de autoprotección o de quebranto?, estaba metido en el estrecho nicho de un muro de cemento como en un duro vientre materno. El ojo complementario de Héctor, ya experto cazador de imágenes, parpadeó en un casi inaudible ¡clic! y “congeló”, fijándola, esa imagen que daría la vuelta al mundo como un icono representativo de una CdMx de los pobres y marginados, al cual el escritor André Malraux bautizó como “El niño en el vientre de concreto”.
No sabemos, y tal vez el fotógrafo lo había olvidado ya, en qué calle de qué parte central de Ciudad de México se había captado tal imagen. Héctor se había adentrado en esa zona acaso caminando desde el mismo barrio de Candelaria de los Patos en cuya calle de Juan de la Granja había nacido en semejantes condiciones de pobreza y desamparo de ese chavo que hoy es famoso aunque nadie sepa quién es.
Lo que sabemos es que Héctor García, hoy reconocido artista de la imagen, distinguido por un gran número de premios y reconocimientos en todo el mundo, siguió por muchos años fotografiando la vida a su alrededor, captando con clics a seres de todas las condiciones sociales, desde gente humilde y anónima a astros del espectáculo y personajes de las varias artes o de la vida lujosa o la vida política, y que siguió siendo leal a ese niño “de la calle” del que no pudo captar el rostro, pero que quizá era una metáfora del reportero artista, el mismo Héctor García de Candelaria de los Patos, de Ciudad de México: un lugar central en todo el mundo, porque, decía Jules Renard refiriéndose a su pueblo natal, “el centro del mundo está en todas partes”. M