EL RELINCHO DE
Ya ha pasado la medianoche y una vez dada la tercera llamada, por las pantallas laterales aparece una estampida de caballos salvajes. Las bocinas dejan escapar el relincho de los corceles y la leyenda “4 caballos” preludia la aparición de Bronco, El Gigante de América, agrupación comandada por Lupe Esparza que cierra las actividades del primer día del 18 Festival Iberoamericano de Cultura Musical Vive Latino (VL).
Los músicos suben a tarima enfundados en su vestimenta ya clásica: trajes blancos, ajustados, sombrero y cinturón con una enorme hebilla donde destaca el “retrato” del potro. Pero el sonido es delgado, no tiene claridad. La voz de Esparza no se escucha con suficiente potencia, aunque los asistentes subsanan el problema convirtiendo el sitio en un enorme karaoke y dejan claro que hace mucho la nación rocker descuidó sus fronteras y vio caer sus murallas, murallas más simbólicas que reales.
El argumento principal detrás de esta postura es la inclusión. Lo dijo Jordi Puig en la conferencia de prensa al anunciar la realización del VL: “La idea es que sea un festival con actitud. Podemos tomarnos varios cafés o varios tequilas diciendo qué es el rock y qué se incluye en el rock, pero de repente a mí me gusta pensar que también la Sonora Santanera tiene algo de rockero, la verdad todo es cuestión de actitud, me parece”.
Carlos Sadness, “quien viene directamente desde España para acompañarnos”, es el primer invitado a cantar con Esparza y cía. El subterfugio funciona porque aunque el ibérico ha subido a hacer lo suyo en otro lugar apenas cuatro o cinco horas antes, los asistentes lo creen y celebran la reunión. Ahora, Óscar, de Los Auténtico Decadentes, los acompaña en “Oro”, luego Los Caligaris harán lo mismo en “Mi amigo Bronco”;