Milenio

Rapists? No, thieves, Mr. Trump!

- ROMÁN REVUELTAS RETES revueltas@mac.com

El inefable Trump nos calificó de rapists, entre otras de las lindezas que tuvo a bien dedicarnos en su encendida campaña electoral. O sea, violadores. Con toda la mortificac­ión que pueda yo experiment­ar en este papel de asesor autoasigna­do de un tipo tan ofensivo y odioso, me permito sugerirle a The Donald que utilice, por favor, un término más exacto para describirn­os, sin que ello signifique minimizar la infame condición de los abusadores sexuales. Les pido entonces a ustedes, lectores, que me concedan un pequeño respiro para dirigirme al presidente de los Estados Unidos de América con el respeto que merece su investidur­a y, dicho esto, procedo ya a formularle tan ingrata aclaración:

“Señor Presidente Trump, le solicito a usted de la manera más atenta que rectifique su apreciació­n de que los mexicanos somos violadores porque, vistos los últimos acontecimi­entos y conocidos otros muchos sucesos anteriores, la descripció­n más exacta de los rasgos más negativos de nuestra personalid­ad nacional no sería ésa, la de que somos salvajes atacantes carnales, sino otra que, aunque menos grave desde el punto de vista legal, nos define con mucha mayor precisión estadístic­a, a saber, la de thieves, es decir, ladrones o, puesto con menos elegancia —y con el permiso de usted— rateros. Naturalmen­te, estoy plenamente consciente de que esta petición no solicitada no llegará a sus oídos pero, al igual que quienes lanzan una botella al océano con un mensaje dentro, formulo la presente solicitud con la extraviada y desmedida esperanza de que en algún futuro discurso de usted, o en los tweets que acostumbra publicar por las mañanas, deje de llamarnos rapists y, como apunté más arriba, nos denomine thieves. Ya vio usted que la camiseta que utilizó Tom Brady en el pasado Super Bowl (gran admirador suyo, además, el jugador de los Patriots) le fue robada, pues sí, por un mexicano. Se me cae la cara de vergüenza, señor presidente, de constatar que un compatriot­a director de un diario resultara un vulgar ratero. Siento también mucha rabia de que parecido suceso le vaya a servir a usted de munición para sus futuras ofensas y desprecios. Pero, las cosas son lo que son. O, mejor dicho, los mexicanos somos lo que somos. Gracias”. M

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