La patria es primero, Vicente Guerrero
No solo porque conozco la condición humana sino porque he analizado el punto a conciencia, he llegado a la conclusión de que nuestro hombre en el Super Bowl en realidad no se birló el jersey del demagogo Tom Brady solo por un tema de fanatismo deportivo y de ambición monetaria en el mercado de la memorabilia. Curioso que se pague más por esas rebanadas de pasado que por un pasaporte al futuro. Cualquiera que haya visto el programa El precio de la historia en History Channel, sabe lo bien valuadas que están las bonitas piezas de la ingeniería de la memoria, esas que nos remiten a tiempos pasados que se idealizan en muchos sentidos de manera artificial. Y nadie se escapa del mercado de la evocación, y sin vergüenza acepto tener un museo del terror que se adorna con objetos de culto como unos huaraches que traigo yo y que Echeverría me los compró (y con el dinero que le sobró, chicles motitas me disparó), el fuero de la Barrales, una foto autografiada por los tres Aburto, una réplica en obsidiana de la osamenta de Muñoz Rocha, el único uniforme militar que le quedó a la medida a Jelipillo Calderón porque se lo mandó a hacer en El Niño Elegante, y ondas por el estilo.
Así pues, concluyo que el verdadero objetivo de Mauricio Ortega era burlarse del sistema trumpista que le rinde culto a una figura dudosa como Tom Brady, acusado de ser más tramposo que Alejandra Barrales a la hora de transparentar su depa en Miami, que no es sino un símbolo de un gobierno decadente y bárbaro. La toma de jersey fue como su incursión villista en Columbus, fue su toma de Zacatecas, en nombre de este México abusado, vilipendiado y jodido por un presidente acamaronado y con pelos de elote que no ha hecho más que humillar a los mexicanos, ante la respuesta tibia del gobierno federal.
Como no podía llevarse a su casa la Estatua de la Libertad que ha sido secuestrada por Donald, nuestro patriota decidió tomar lo más preciado por el otro patriota, el de Nueva Inglaterra, y aún así nadie valora su sacrificio como Vicente Guerrero al ritmo de “La patria es primero”. M